Transforman residuos del nixtamal en biofertilizantes.

En México, donde el maíz es raíz cultural y alimento cotidiano, también surgen soluciones que aprovechan sus residuos para regenerar la tierra. Investigadoras mexicanas han desarrollado un método para convertir el nejayote el agua residual del proceso de nixtamalización en biofertilizantes orgánicos que podrían cambiar la forma en que se cultiva en el país.

Este residuo, altamente alcalino y generado por la industria de la tortilla, suele ser desechado sin tratamiento, contaminando cuerpos de agua y dañando infraestructura urbana. Pero desde 2021, un equipo de científicos de la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán de la UNAM, en colaboración con el Instituto Politécnico Nacional (IPN), ha trabajado en una alternativa sustentable que aprovecha este líquido en lugar de desecharlo.

El proceso consiste en mezclar el nejayote con estiércol pecuario y someterlo a compostaje aeróbico, obteniendo un fertilizante rico en nitrógeno y fósforo. Las pruebas realizadas en cultivos de maíz y hortalizas han mostrado resultados prometedores, posicionando esta tecnología como una opción viable para productores agrícolas que buscan reducir costos y mejorar sus suelos sin recurrir a químicos importados.

Este desarrollo beneficia directamente a zonas rurales, a la industria de la masa y la tortilla, y al medio ambiente, al reducir la huella hídrica y fomentar prácticas de economía circular. Aunque el biofertilizante aún no está disponible comercialmente, su viabilidad técnica ha sido comprobada y podría escalarse en distintos contextos productivos.

esta innovación nace de la ciencia mexicana, de nuestras tradiciones alimentarias y del compromiso por transformar lo cotidiano en soluciones reales. Desde el maíz, desde el campo, y desde el conocimiento local, México demuestra que puede generar tecnología útil, sustentable y con identidad propia.