La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, aseguró este viernes que los aranceles que impulsa su Gobierno a productos provenientes de China y otros países de Asia no violan ninguna norma internacional y subrayó que la medida no está dirigida contra ninguna nación en particular.
Desde el Palacio Nacional, la mandataria explicó que México busca mantener una buena relación con China y otros países, y que los aranceles no son una medida de coerción ni discriminatoria, "No son medidas contra un país. Queremos fortalecer la producción nacional", afirmó.
Por ejemplo, un producto importado sin tratado comercial ahora podría pagar un impuesto adicional del 10 % al 50 %, dependiendo de la categoría, lo que equivale a que por cada 100 pesos de importación se paguen entre 10 y 50 pesos más.
El plan arancelario forma parte del paquete económico 2026 y contempla modificaciones en 1,463 fracciones arancelarias, que representan el 8.6 % de las importaciones totales del país, con un valor estimado de 52 mil millones de dólares. Esto significa que prácticamente uno de cada 12 productos importados en México se verá afectado por estas nuevas medidas.
Los aranceles se aplicarán a productos provenientes de China, Corea del Sur, India, Indonesia, Rusia, Tailandia y Turquía, así como de cualquier país con el que México no tenga un tratado de libre comercio.
Por ejemplo, si una empresa mexicana importa juguetes o electrónicos de alguno de estos países, ahora deberá pagar un arancel adicional que encarecerá los productos, buscando incentivar que se fabriquen localmente.
La presidenta señaló que México ya sostuvo conversaciones con autoridades chinas y que la próxima semana habrá nuevas reuniones para abordar el tema, reiterando que el objetivo es proteger la producción nacional y no generar un conflicto diplomático. "Siempre vamos a estar abiertos a las pláticas. Esto es para todos los países sin acuerdo comercial", subrayó.
Por su parte, el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, justificó la medida como un mecanismo para proteger a la industria nacional frente a prácticas de "dumping", es decir, la venta de productos extranjeros a precios muy bajos que podrían perjudicar a los productores mexicanos.
Con estas acciones, México busca garantizar que fábricas locales de alimentos, electrónicos y textiles, por ejemplo, tengan más oportunidades de competir en el mercado interno.