El grupo islamista palestino Hamás denunció este jueves que aún permanecen alrededor de 20 mil artefactos sin detonar en la Franja de Gaza, incluyendo bombas y misiles lanzados por el Ejército israelí.
En un comunicado difundido por sus canales oficiales, señalaron que esta situación representa una grave amenaza para la vida de civiles y trabajadores de campo.
Según el comunicado, estos restos explosivos requieren ingeniería especializada y protocolos de seguridad antes de que puedan comenzar las tareas de remoción o reconstrucción. Hamás advirtió que cualquier manipulación sin la debida preparación podría generar riesgos importantes para la población local.
Además de los artefactos sin detonar, las autoridades de Gaza estiman que existen entre 65 y 70 millones de toneladas de escombros, incluyendo miles de viviendas destruidas por los bombardeos. Esta acumulación de material derribado dificulta la movilidad, la reconstrucción y la entrega de ayuda humanitaria.
El grupo islamista calificó a Gaza como una zona ambiental y estructuralmente devastada, señalando que las condiciones actuales obstaculizan las labores de socorro y ponen en riesgo la vida de quienes intentan brindar asistencia en el territorio.
Para enfrentar la crisis, Hamás anunció que está desarrollando un plan integral de gestión de escombros, que contempla la identificación de los lugares de acumulación, la gestión de restos peligrosos y la creación de estrategias de reciclaje y almacenamiento temporal.
Las autoridades palestinas también informaron que cerca de 9,500 personas siguen desaparecidas entre los escombros provocados por los constantes bombardeos desde que comenzó la guerra, el 7 de octubre de 2023. Este número refleja la magnitud de la tragedia humanitaria en la región.
Hamás insistió en la necesidad de asistencia internacional y coordinación especializada para poder retirar los artefactos sin detonar, reconstruir viviendas y restablecer condiciones mínimas de seguridad y habitabilidad en la Franja de Gaza.
Mientras tanto, la situación continúa siendo crítica, con miles de civiles atrapados en áreas destruidas, falta de acceso seguro a servicios básicos y riesgos constantes derivados de la presencia de municiones sin detonar y escombros masivos.