Un operativo de la Armada israelí dejó este jueves, 2 de octubre, a al menos 450 tripulantes de la Global Sumud Flotilla bajo custodia, luego de que más de 40 embarcaciones fueran interceptadas desde la noche del miércoles. Mientras tanto, el barco Marinette continúa navegando por el mar Mediterráneo en su misión humanitaria
Los más de 40 barcos de la flotilla, que pretendían romper el bloqueo a Gaza y entregar asistencia a su población, comenzaron a ser abordados la noche del miércoles y la madrugada de este jueves, cuando se encontraban en aguas internacionales.
La organización denunció que los voluntarios fueron atacados con cañones de agua, rociados con agua contaminada y sufrieron interferencias sistemáticas en sus comunicaciones.
Detenciones y procedimientos legales
La Policía de Israel indicó que 250 personas fueron fichadas y presentadas ante un juez para determinar su eventual deportación. En el puerto de Ashdod, más de 600 agentes y oficiales de inmigración y penitenciarios se desplegaron para hacerse cargo de los detenidos.
La ONG Adalah, que brinda asistencia jurídica a los activistas, denunció que algunas audiencias comenzaron sin notificar previamente a los abogados.
España tiene localizados a 65 activistas que viajaban en la flotilla, aunque no se han confirmado cifras exactas de los detenidos, que podrían rondar los 30. Entre ellos se encuentra la exalcaldesa de Barcelona, Ada Colau.
Las autoridades israelíes prevén acusar a los detenidos de ingreso ilegal y deportarlos en un plazo de 72 horas, siguiendo precedentes de situaciones similares
Reacciones internacionales
La operación generó protestas espontáneas en distintas ciudades del mundo, mientras gobiernos y organismos internacionales condenaron las acciones israelíes. La Global Sumud Flotilla calificó la intervención como "nuevos actos de agresión contra civiles desarmados" y enfatizó la vulnerabilidad de los voluntarios frente a la represión.
A pesar de las detenciones, la flotilla mantiene su compromiso de continuar con su misión humanitaria y visibilizar la situación de Gaza.
La tensión en la región evidencia los desafíos que enfrentan las organizaciones que buscan apoyar a la población y el riesgo constante para los activistas que participan en estas iniciativas.