El día de hoy, 3 de diciembre, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, anunció que enviará al Senado de la República el proyecto de reforma para implementar de forma gradual la jornada laboral de 40 horas, reduciendo dos horas por año hasta concretarse en 2030
El anuncio encendió la conversación digital. En la plataforma X, surgieron posturas encontradas que reflejan el pulso social alrededor de la reforma.
Por un lado, abundaron los mensajes que celebran la reducción, pero cuestionan su aplicación gradual. Comentarios como "no fuera para aumentarse el sueldo que ya tienen, porque mañana mismo entra" o "sería un logro si las 40 horas fueran ya... se preocupan más por el empresario que por el trabajador que los puso ahí" resumen el sentimiento de impaciencia y desconfianza hacia el proceso legislativo.
En contraste, otros usuarios defendieron la iniciativa al considerarla "una de las mejores decisiones para dignificar el trabajo en décadas". Incluso hubo quienes señalaron que el paso hacia las 40 horas confirma que el gobierno está "a favor del trabajador y de las personas vulnerables".
A pesar de las diferencias, el debate reveló un punto de coincidencia: la jornada laboral actual en México -48 horas semanales- es una de las más largas de la OCDE y contrasta con países como Francia o Australia, donde se trabajan entre 35 y 38 horas.

Lo que pocos recuerdan es que las 48 horas fueron, en su momento, una respuesta a la casi esclavitud laboral del porfiriato. Si quieres conocer cómo era el trabajo antes de que se fijaran esas 48 horas, quién impulsó el cambio y cómo evolucionaron los derechos laborales, continúa leyendo esta nota
Antes de las 48 horas: un país que vivía para trabajar
Durante el porfiriato, las jornadas de trabajo eran extenuantes: iban de 12 a 16 horas diarias bajo el sol abrazador en fábricas, minas y haciendas, sin ningún límite legal. Si un trabajador sufría un accidente que hoy ameritaría descanso o indemnización, simplemente no recibía apoyo. Tampoco existía el descanso dominical.
El pago, especialmente en fábricas y haciendas, se hacía con fichas de la tienda de raya, donde los obreros estaban obligados a comprar productos básicos. Los precios eran elevados, la calidad era mala y el endeudamiento se volvía permanente.
Historiadores como Pablo González Casanova describen este sistema como uno en el que el trabajador "vivía para trabajar". La mortalidad infantil era alta, pues desde los 7 años muchos niños ya laboraban en fábricas y haciendas. Y protestar no era opción: las huelgas eran reprimidas con violencia, como ocurrió en Río Blanco en 1907, donde cientos de obreros fueron asesinados o encarcelados, un antecedente clave de la Revolución Mexicana.

Las tiendas de raya recibieron ese nombre porque, al no saber escribir, los obreros firmaban con una simple raya
El origen de las 48 horas: alianzas, rebeliones y un país que estallaba
Debido a todas las condiciones mencionadas y motivados también por la masacre de Haymarket Square en Chicago -donde trabajadores exigían ocho horas de trabajo, ocho de descanso y ocho de educación y fueron reprimidos, dejando decenas de muertos y cientos de heridos- la clase obrera en México comenzó a manifestarse y a exigir sus derechos.
Pancho Villa y Emiliano Zapata, decididos a sacar a Porfirio Díaz del poder, prometieron que, de lograrlo, reducirían la jornada laboral para ganar el apoyo obrero.
Sin embargo, fue Venustiano Carranza, quien asumió el poder tras la renuncia de Díaz, quien finalmente decidió respaldar esta causa para obtener el apoyo de la Casa del Obrero Mundial, una organización sindical. A cambio, los obreros formaron los llamados Batallones Rojos para combatir a las fuerzas de Villa y Zapata durante la guerra civil.
De este contexto surgió la decisión del Congreso Constituyente de Querétaro de establecer la jornada máxima de 48 horas semanales, incluida en el Artículo 123, apartado A, fracción I de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, promulgada el 5 de febrero de 1917.

I. La duración de la jornada máxima será de ocho horas
Un siglo después: la carga laboral sigue intacta
Las 48 horas semanales siguen vigentes desde hace más de 108 años. Los avances laborales que se han logrado desde entonces han sido principalmente en materia de seguridad social: en 1934, con nuevas protecciones para los trabajadores; en 1943, con la creación del IMSS; y en 2019, con el aumento a 12 días de vacaciones.
El cambio planteado por la presidenta es esperado por gran parte de la clase trabajadora, pues muchos sienten que no tienen tiempo para vivir más allá del trabajo.

Para algunas personas, la rutina se resume en trasladarse de la casa al empleo y del empleo a la casa, con jornadas que consumen el día entero y dejan poco espacio para descansar, disfrutar lo que les gusta o construir con calma esa vida y esa casa que han soñado