En pleno corazón del puerto de Veracruz, bajo calles transitadas a diario, aparecieron dos piezas que nos conectan directamente con los episodios más intensos de nuestra historia nacional
Se trata de dos cañones de hierro localizados recientemente por el equipo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), como parte de un proyecto de salvamento arqueológico que acompaña las obras de infraestructura urbana del Ayuntamiento local.
Ambos hallazgos no solo revelan información sobre el pasado militar del puerto, sino que también reflejan cómo la ciudad ha sido escenario clave en al menos cuatro momentos históricos: la Independencia, la Guerra de los Pasteles, la Intervención Norteamericana y la Revolución Mexicana.
¿Qué se encontró?
La arqueóloga Judith Hernández Aranda, del Centro INAH Veracruz, explicó que estas son las primeras piezas completas registradas en el subsuelo del puerto dentro del programa que inició en 2024.
Los detalles de los hallazgos son reveladores:
Primer cañón
Se cree que originalmente fue un arma para barcos de correo, adaptada posteriormente para su uso en tierra firme.
Segundo cañón
Ambos fueron encontrados a menos de una cuadra de distancia, en un tramo que, durante el siglo XIX, llevaba a la Puerta de México, uno de los accesos terrestres de la ciudad amurallada. Un punto estratégico que debía estar fuertemente fortificado ante cualquier amenaza extranjera
¿Cómo llegaron ahí?
No se trata de restos aislados. Por su forma y características, es probable que estos cañones hayan sido usados en los conflictos de 1838 y 1847, cuando Veracruz fue defendida ante invasiones de Francia y Estados Unidos.
Estaban bajo tierra debido a que se reutilizaban las piezas de artillería una vez terminadas las guerras. Por su gran tamaño y peso, moverlas era una tarea complicada. El cañón más pequeño, por ejemplo, necesitó diez personas y eslingas solo para ser transportado en vehículo.
Ante estas dificultades, en el siglo XIX muchas de estas piezas se reutilizaban como elementos urbanos: guardacantones o bolardos para proteger esquinas, evitar choques con carruajes o para atar animales de carga.
Y cuando llegaban nuevas obras de urbanización, en lugar de moverlos, simplemente eran enterrados para nivelar el terreno
Mientras se define un plan para restaurarlos y decidir su destino final, los objetos fueron cubiertos con geotela y protegidos del ambiente, para evitar mayor deterioro.?