El Banco de México lanzó una advertencia que vuelve a encender las alarmas en el norte y centro del país: la incertidumbre que rodea las políticas del gobierno de Donald Trump y la revisión del T-MEC puede convertirse en un freno para las economías más integradas con Estados Unidos
El mensaje no se limita al escenario comercial; también toca temas que van desde las remesas hasta la seguridad y el impacto de fenómenos climáticos.
En su Reporte sobre las Economías Regionales, Banxico subraya que los estados industriales del norte y varias zonas del centro -aquellas que dependen del comercio exterior, la manufactura y las cadenas de suministro binacionales- serían los primeros en sentir cualquier cambio abrupto en la relación con Washington.
La posible revisión del T-MEC para 2026, combinada con los mensajes contradictorios de Trump, vuelve a colocar sobre la mesa la fragilidad de esa integración.
El riesgo no es menor. Trump declaró esta semana que podría dejar expirar el tratado para negociar uno nuevo, mientras que el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, asegura que no hay señales de una ruptura.

La dualidad entre amenaza y calma técnica crea un ambiente volátil que, según Banxico, ya impacta las expectativas y la toma de decisiones empresariales
Estados dependientes de remesas: otra zona de tensión
No solo los polos manufactureros están bajo presión. Banxico advierte que los estados emisores de migrantes -particularmente en el centro-norte y el sur-podrían resentir cualquier endurecimiento de políticas en Estados Unidos.
En estos territorios, las remesas representan un colchón económico fundamental y cualquier alteración tendría efectos directos en los hogares.
A nivel doméstico, el diagnóstico no es más optimista. Empresarios consultados por Banxico siguen reportando afectaciones por la inseguridad, un factor que complica la operación cotidiana y desalienta inversiones.

A ello se suman los eventos climáticos extremos, que golpean de forma desigual a los sectores productivos
Frente a este tablero incierto, el Banco de México insiste en reforzar las palancas internas de crecimiento: infraestructura energética e hídrica, transporte, formación de capital humano y adopción tecnológica. Todo ello necesario -dice- para que México pueda aprovechar el trato preferencial del T-MEC mientras aún existe.