Chipilo, México: La Comunidad Italiana que No Sabías que Existía
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Chipilo, México: La Comunidad Italiana que No Sabías que Existía


México es un país rico en diversidad cultural, hogar de mestizos, comunidades afro-mexicanas y 68 pueblos indígenas que hablan más de 300 lenguas.


Sin embargo, pocos saben que en Puebla existe un pueblo donde se habla chipileño, una variante del véneto, idioma originario del noreste de Italia.


A apenas 12 kilómetros al sur de la capital poblana se encuentra Chipilo, oficialmente conocido como Chipilo de Francisco Javier Mina. Fundado en 1878 por inmigrantes italianos provenientes principalmente de la región del Véneto, Chipilo es un caso único de preservación cultural en el corazón de México.



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Un origen europeo en tierras mexicanas

La historia de Chipilo comienza tras la unificación de Italia en 1861, cuando una crisis económica empujó a cientos de habitantes del norte italiano a buscar nuevas oportunidades en el extranjero. Impulsados por la pobreza, alrededor de 424 italianos emigraron a México, atraídos por las políticas del gobierno de Porfirio Díaz, que promovía la colonización extranjera para modernizar la agricultura y poblar tierras vacías.


En 1875, un contrato entre el empresario italiano Francisco Rizzo y el secretario de Fomento mexicano Carlos Pacheco Villalobos permitió la creación de colonias agrícolas.


Los inmigrantes, originarios de pueblos como Segusino y Quero, trajeron técnicas avanzadas de cultivo y ganadería, que ayudaron a convertir a Chipilo en una de las colonias italianas más exitosas del país.



Aunque inicialmente se le llamó Colonia Fernández Leal o Chipilloc -término de origen náhuatl- en 1899 fue reconocido como pueblo independiente y renombrado en honor al héroe Francisco Javier Mina, aunque sus habitantes simplemente lo llaman Chipilo



Vida y tradiciones en Chipilo

Los chipileños, descendientes directos en un 80-90% de los fundadores, llevan una vida tranquila que mezcla costumbres italianas con la realidad mexicana.


El pueblo no tiene plazas ni mercados bulliciosos; en cambio, sus calles limpias, casas con servicios completos y un ambiente alpino evocan a las aldeas italianas.


No hay policías visibles, grafitis ni basura, y los niños juegan poco en las calles, mientras que en los patios traseros se encuentran establos y talleres de carpintería.


En el centro hay tres escuelas, un convento salesiano, la Casa de Italia, una biblioteca y tiendas que venden embutidos, quesos y cafeterías. Los campos de alfalfa rodean el pueblo, con el Popocatépetl y la Malinche como telón de fondo.


Entre sus tradiciones destaca La Befana, celebración italiana que en Chipilo se adelanta al 1 de diciembre, cuando los niños piden dulces cantando en véneto.



También es común el juego de las bochas, deporte similar a la petanca, y la gastronomía local, con quesos, embutidos, pizzas y helados que fusionan sabores italianos y mexicanos



Desafíos y crecimiento

Chipilo, asentado en un valle agrícola, ha cultivado la alfalfa y criado ganado por generaciones, pero ahora enfrenta la amenaza de la expansión urbana de Puebla, que podría absorber el pueblo y alterar su paisaje rural.


Esta situación ha generado tensiones territoriales con San Gregorio Atzompa.


Para proteger su identidad, la comunidad impulsa el turismo cultural y resiste desarrollos inmobiliarios, mientras mantiene una integración gradual con México a través de matrimonios mixtos.


Con 4,059 habitantes en 2020, y un estimado de 4,500 en 2023, la mayoría son descendientes italianos que hablan véneto desde niños.



Su bajo grado de marginación refleja estabilidad demográfica



Economía y cultura

La ganadería lechera es la principal fuente de ingresos, con producción de lácteos reconocidos nacional e internacionalmente.


Sin embargo, el sector enfrenta retos por los bajos precios de la leche, lo que ha causado cierres de establos. La fabricación de muebles artesanales, inspirada en el Véneto, también aporta a la economía local.


El turismo ha impulsado franquicias como Italian Coffee Company y heladerías Topolino, y la comunidad protege sus negocios familiares frente a cadenas comerciales externas.



En total, Chipilo cuenta con 82 establecimientos industriales que sostienen una economía diversificada



Reconocimiento y derechos

Los chipileños son ciudadanos mexicanos con todos sus derechos, pero buscan mayor autonomía y el reconocimiento oficial del véneto chipileño.


En junio de 2024, el gobierno mexicano declaró cooficial este idioma junto al español en Chipilo, mientras Italia lo reconoce como dialecto minoritario.


Esto ha facilitado la enseñanza del véneto en las escuelas y la preservación cultural. Muchos habitantes tienen doble ciudadanía, fortaleciendo vínculos con Europa.



Chipilo tiene un himno oficial escrito en italiano en 1982 para celebrar el centenario de la fundación. En sus letras se refleja el orgullo de sus habitantes por sus raíces italianas y su amor por México, símbolo de la identidad y unión de esta comunidad única


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