En abril de 2025, el sector de la construcción en México presentó una ligera baja en su actividad general
Aunque no se trata de una caída dramática, los datos muestran señales que invitan a poner atención, sobre todo porque este sector tiene un impacto directo en el empleo, la inversión pública y privada, así como en la infraestructura del país.
Según la Encuesta Nacional de Empresas Constructoras (ENEC) del INEGI, el valor de producción del sector disminuyó 0.1 % respecto al mes anterior.
Aunque la baja parece mínima, se acumula dentro de una tendencia anual más marcada: una caída del 14.4 % en comparación con abril de 2024.
Esto quiere decir que, si bien mes a mes se mantiene casi estable, el volumen de obra ha bajado considerablemente en el último año
¿Y cómo se traduce eso en trabajo y salarios?
Los movimientos también se reflejan en el personal ocupado y en las horas trabajadas:
Las horas trabajadas descendieron 0.7 % respecto a marzo, y 11.8 % en la comparación anual
¿Y el ingreso? ¿Mejoró o empeoró?
Específicamente:
Este comportamiento mixto puede reflejar ajustes en la operación interna de las empresas: menos personal operativo y más enfoque en planificación o gestión, aunque con una presión a la baja en los ingresos reales
¿Dónde se notaron más los cambios?
El impacto no fue igual en todos los estados. Algunos lograron mejorar su producción y empleo; otros presentaron caídas importantes.
Aquí algunos ejemplos destacados:
Estados con aumentos en el valor de producción:
Estados con caídas pronunciadas:
Estos contrastes nos muestran que el sector no se mueve de forma uniforme, y que en algunos estados la actividad se está recuperando o manteniendo con fuerza, mientras que en otros está enfrentando una contracción severa
¿Qué significa todo esto?
Aunque el cambio mensual es pequeño, la tendencia anual señala que la construcción en México está en una etapa de ajuste o desaceleración.
Esto afecta directamente la creación de empleos, el desarrollo de infraestructura y el movimiento económico de muchas regiones.
El crecimiento de personal administrativo frente a la reducción de obreros y subcontratados sugiere una reorganización de las empresas más que una reactivación total.