En julio de 2024, el gobierno estatal transfirió al IMSS-Bienestar un paquete de 20 unidades médicas, compuesto por 8 hospitales de segundo nivel y 12 centros de salud de primer nivel. Apenas un mes después, se anunció la transferencia de mil 166 unidades médicas, incluyendo hospitales de alta especialidad como el Centro Médico Adolfo López Mateos y el Hospital Materno Infantil Mónica Pretelini.
Desde entonces, la situación en la salud pública del Estado de México se ha deteriorado.
Para Elizabeth, enfermera en un centro de salud transferido al IMSS-Bienestar, la crisis no es solo un número, su trabajo y el de sus compañeros se ha visto directamente afectado. Desde la transferencia de las unidades médicas, asegura, los pagos han sido irregulares; además, la falta de insumos y materiales para atender a los pacientes, la escasez de mesas quirúrgicas adecuadas, muebles en mal estado y la ausencia de quirófanos dificultan ofrecer una atención digna.
En muchos casos, relata, el mismo personal ha tenido que poner dinero de su bolsillo para comprar medicamentos o insumos básicos con tal de no dejar desprotegidos a los pacientes.
Esta situación escaló hasta provocar un paro de labores en hospitales del Valle de Toluca, dejando a miles de pacientes sin atención y sacando a la luz un sistema de salud al borde del colapso.
La protesta, encabezada por médicos, enfermeras y personal administrativo, puso en evidencia las carencias estructurales que arrastra el sector. Mientras los trabajadores exigen certeza laboral, pago puntual y condiciones mínimas para ejercer su labor, los pacientes se enfrentan a la cancelación de cirugías, consultas y tratamientos indispensables.
Según Raymundo Gómez Pérez, secretario general de la subsección Número 2 de la sección 22 de Toluca del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Salud, si bien las autoridades no se han negado a escuchar las peticiones y reclamos del sector, en la entidad no existe certeza de cuándo ni cómo se verán reflejados los cambios prometidos.
El tiempo corre, las necesidades se acumulan y la demanda de salud, pese a las adversidades, no se detiene. La exigencia es clara, soluciones inmediatas antes de que el sistema colapse por completo.