Cuando faltan personas: el costo social de la subpoblación
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Cuando faltan personas: el costo social de la subpoblación


Es domingo por la mañana. Afuera no se oye casi nada: ni niños jugando, ni perros ladrando detrás de rejas.


En algunas colonias, el silencio de fin de semana se ha vuelto normal.


Las calles ya no se llenan de bicicletas ni de papás cargando mochilas rumbo al parque. Incluso en la tiendita de la esquina, donde antes los niños hacían fila para comprar dulces, ya no hay tanto movimiento.



No parece gran cosa, pero detrás de ese silencio cotidiano hay una transformación profunda: en México están naciendo menos personas. Y eso ya empieza a sentirse



Cada vez menos familias grandes

México ya no es el país de los ocho hermanos, los primos que no caben en la sala o las abuelas que sabían los nombres de 30 nietos.


Desde los años 70, la tasa de fecundidad ha caído de más de 6 hijos por mujer a menos de 2. En 2020, el promedio era de 1.91, por debajo del nivel de reemplazo poblacional.


Esto significa que, en promedio, las mujeres mexicanas ya no tienen los hijos suficientes para mantener el tamaño actual de la población.


Los motivos no son un misterio: criar hijos es cada vez más costoso. Tener un hijo puede implicar entre 1.4 y 3.5 millones de pesos hasta que cumpla 18 años.



Entre sueldos bajos, rentas altas, poca seguridad laboral y ausencia de apoyos, muchas personas jóvenes posponen la maternidad o simplemente deciden no tener hijos



Un país que envejece

La caída en los nacimientos no es el único cambio. También vivimos más tiempo. El resultado: una población que envejece rápidamente.


En 2020, el 12% de la población tenía 60 años o más. Para 2070, se espera que sea más del 34%.


Esto plantea retos enormes:

  • Más enfermedades crónicas que requieren atención continua.

  • Más personas mayores que necesitarán cuidado diario.

  • Mayor presión sobre hospitales, pensiones y servicios públicos.

  • Menos personas jóvenes trabajando y pagando impuestos para sostener el sistema.



Y a diferencia de otros países, México aún no tiene una red de cuidados robusta ni suficientes médicos especialistas para atender a esta población creciente



Las escuelas también lo notan

En ciudades como Aguascalientes o Morelia, algunas primarias han dejado de abrir nuevos grupos por falta de alumnos. En zonas rurales, hay planteles donde apenas quedan unos cuantos niños.


La matrícula en preescolar ha bajado significativamente en todo el país, y lo mismo ocurre en primaria y secundaria. Cada vez hay menos niñas y niños entrando al sistema educativo.


Por ejemplo, en Aguascalientes, este año se planteó la posibilidad de cerrar algunas escuelas ubicadas en el centro histórico de la capital. El motivo: la disminución de la población en la zona ha provocado una caída sostenida en la matrícula de preescolares, primarias y secundarias.


Aunque finalmente se decidió no llevar a cabo los cierres en este ciclo escolar, el director del Instituto de Educación de Aguascalientes (IEA), Luis Enrique Gutiérrez Reynoso, señaló que el tema se evalúa al inicio de cada ciclo, en función de la demanda educativa.



Y si hay menos estudiantes, también habrá menos maestros, menos inversión en infraestructura y menos movimiento económico alrededor de las escuelas



Un hogar más solo

El Censo de Población 2020 mostró un dato revelador: uno de cada cuatro hogares en la Ciudad de México está habitado por una sola persona.


En zonas urbanas de otros estados también se registra un aumento en hogares unipersonales o con solo una pareja sin hijos.


Los motivos son múltiples: personas mayores que viven solas, jóvenes que no pueden pagar un hogar más grande o que no desean compartir su espacio, y familias que ya no se expanden como antes.



Todo esto implica un cambio en la forma en que vivimos, nos organizamos y nos relacionamos



Los pueblos se vacían

En comunidades rurales de Oaxaca, Hidalgo o Veracruz, muchos pueblos tienen menos población que hace 20 años.


Los jóvenes migran a las ciudades o al extranjero, y quienes se quedan son personas mayores.


Las consecuencias son visibles: centros de salud que cierran por falta de pacientes, rutas de transporte que dejan de operar, tiendas que ya no abren diario y escuelas que terminan cerrando.



Este fenómeno también ocurre en otras partes del mundo, pero en México empieza a acelerarse



Lo que ocurre en otros países

En Japón, actualmente se venden más pañales para adultos que para bebés. De hecho, la empresa japonesa Oji Holdings decidió dejar de fabricar pañales infantiles en el país para enfocarse exclusivamente en el mercado de adultos.


Durante 2024, Japón registró 686,061 nacimientos, la cifra más baja desde que se iniciaron los registros en 1899 y la primera vez que el número cae por debajo de los 700,000, según datos del Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar.



Hasta 2023, Oji Holdings producía 400 millones de pañales para bebés al año, una cifra que ha ido disminuyendo desde su pico en 2001, cuando alcanzó los 700 millones de unidades



En Italia, algunos municipios también enfrentan el desafío de la despoblación. Un ejemplo es Penne, ubicado cerca de la costa del mar Adriático, donde se ofrecen viviendas en el centro histórico por tan solo un euro.


El único requisito es comprometerse a rehabilitar la propiedad. Aunque el ayuntamiento no solicita fianza ni pagos adicionales, exige que los nuevos propietarios restauren estas casas en ruinas.


Actualmente, se calcula que hay alrededor de 40 viviendas vacías en mal estado, y según el alcalde, el casco antiguo corre el riesgo de convertirse en una ciudad fantasma.



Estos países se encuentran en una etapa más avanzada del envejecimiento poblacional. Sin embargo, México también avanza en la misma dirección, aunque a veces no se perciba con la misma claridad



Menos gente, más aislamiento

Con menos hijos y más adultos mayores viviendo solos, crece el riesgo de aislamiento social.


Según el Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (INAPAM), el 30% de las personas mayores se sienten solas frecuentemente.


Esto afecta su salud física y mental, y también tiene costos para el sistema de salud.



Muchos gobiernos han intentado incentivar la natalidad con apoyos económicos, guarderías gratuitas o licencias de maternidad y paternidad más amplias. Pero los resultados han sido limitados



El cambio no siempre llega con estruendo. A veces se anuncia en calles vacías, escuelas sin alumnos o casas cada vez más silenciosas. La baja natalidad y el envejecimiento no son solo cifras en un reporte: son transformaciones que ya están modificando la vida cotidiana de millones de personas.


México se está volviendo un país más viejo, más pequeño y, en muchos casos, más solo. Frente a este panorama, vale la pena preguntarnos no solo cuántos seremos en el futuro, sino cómo queremos vivir en ese futuro.


Porque si bien tener hijos o no es una decisión personal, las condiciones que rodean esa decisión son responsabilidad de todos.



Y el tiempo para prepararnos -como sociedad, como gobierno y como individuos- ya comenzó a contarse 


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