A lo largo de los años, hemos visto cómo algunas ciudades que parecían saturadas comienzan a vaciarse, mientras otras, ya densamente pobladas, se llenan aún más
Esto no necesariamente significa que "somos demasiados", sino que factores como la migración interna redistribuyen a la población.
Si 100 personas se trasladan de una ciudad a otra, la segunda parecerá más abarrotada, aunque en realidad el total no ha cambiado.
Lo que cambia es nuestra percepción.
Y es que tal vez no sea cuestión de números.. o sí
La población ideal: una idea cambiante
La noción de una "población ideal" no es nueva y ha variado según las necesidades y prioridades de cada época.
En la antigüedad, pensadores como Platón y Aristóteles reflexionaron sobre el tamaño óptimo de las ciudades-estado.
Platón, en sus Leyes, sugería que la población debía mantenerse constante y ajustarse a la capacidad del territorio, proponiendo incluso mecanismos como la herencia por un solo hijo o la regulación migratoria.
Por su parte, Aristóteles, en su Política, sostenía que una población excesiva o muy reducida dificultaba la buena administración, aunque no daba cifras exactas
En el siglo XX, el miedo a la sobrepoblación dominó el debate. Obras como The Population Bomb de Paul R. Ehrlich auguraban hambrunas masivas, y el informe The Limits to Growth del Club de Roma advertía sobre un colapso global si no se moderaba el crecimiento.
Estas ideas influyeron en políticas de control poblacional, como la política del hijo único en China o las esterilizaciones forzadas en India durante los años setenta.
Sin embargo, hoy el debate ha girado: países como Japón, Corea del Sur, Alemania o Italia enfrentan tasas de fertilidad tan bajas que temen por la viabilidad de sus economías ante una población envejecida y decreciente.
No hay consenso global sobre una población ideal: cada contexto (económico, ambiental, político, cultural) da respuestas distintas
Dos visiones enfrentadas: crecer o decrecer
El debate actual sobre el tamaño poblacional gira en torno a dos posturas principales:
Apoyada por países como Hungría, Rusia o China, esta postura considera que más personas significan más trabajadores, consumo e innovación.
Se basa en la idea del "dividendo demográfico", donde una población jóven y en crecimiento impulsa el desarrollo económico.
Ejemplos:
Aun así, estas políticas no siempre logran revertir la caída de la natalidad, como lo muestra el caso de Italia y su "Family Act" - Un paquete de leyes aprobado en 2022 para impulsar la natalidad y apoyar a las familias y a los jóvenes con un sistema de respaldo más sólido - de 2020
Desde el ambientalismo y el decrecimiento económico, se argumenta que menos personas implican menor presión sobre el planeta.
Se critica el modelo de crecimiento infinito en un planeta con recursos limitados.
Algunos movimientos promueven la planificación familiar, la educación reproductiva y la reducción del consumo.
Un estudio de Wynes y Nicholas estima que tener un hijo menos en un país desarrollado podría reducir 58.6 toneladas de CO2-equivalente al año
La "capacidad ideal" depende del contexto
No existe un número mágico. La capacidad de una sociedad para sostener a su población depende de:
Por ejemplo, Noruega, con alta productividad y tecnología, puede sostener una población más grande que un país con pocos recursos y baja eficiencia
La pregunta ética: ¿qué es "ideal" y para quién?
La idea de una población ideal no es neutra. A menudo, responde a intereses:
Las consecuencias pueden ser graves si se imponen modelos poblacionales sin considerar derechos humanos o la diversidad cultural
El caso de México: de crecer a adaptarse
México pasó de 20 millones de habitantes en 1940 a más de 130 millones en 2025. La tasa de fertilidad actual es menor a 2 hijos por mujer, lo que indica una transición demográfica avanzada.
En los años 70 se aplicaron programas de planificación familiar por temor a la sobrepoblación. Hoy, el reto es otro: mantener una economía funcional con menos nacimientos y una población que envejece.
Zonas rurales enfrentan despoblación, mientras que las grandes ciudades lidian con servicios saturados.
México podría requerir estrategias mixtas: fomentar la natalidad donde sea necesario, pero también invertir en tecnología, salud y educación para maximizar el potencial de su población actual
Quizá la verdadera pregunta no sea "cuántos deberíamos ser", sino cómo vivir mejor con quienes ya estamos.
No hay un número único y correcto, sino una serie de decisiones colectivas que determinan la calidad de vida, el equilibrio ecológico y la justicia social.
El mito de la población ideal, en el fondo, es una invitación a reflexionar sobre qué tipo de sociedad queremos construir.