Después del gran ataque de Israel contra Irán la noche del viernes (hora local), en el que murieron altos mandos militares y científicos nucleares de Teherán, Irán respondió lanzando más de 100 drones y misiles.
Pero, según las autoridades israelíes, todos fueron interceptados con éxito.
Detrás de esta defensa está la Cúpula de Hierro (Iron Dome), un sistema de defensa aérea móvil diseñado para interceptar cohetes y proyectiles de corto alcance -entre 4 y 70 kilómetros- que amenacen zonas habitadas.
Fue desarrollado como respuesta directa a los ataques con cohetes durante la Guerra del Líbano de 2006 y entró en operación en marzo de 2011
¿Cómo funciona?
El sistema combina tres componentes clave:
Cada unidad operativa, llamada batería, puede proteger unos 150 km². Tiene entre tres y cuatro lanzadores con capacidad para 20 misiles cada uno.
No se sabe con certeza pero se estima que Israel cuenta con entre 10 y 12 baterías activas, operativas las 24 horas. La tasa de éxito ronda el 90 %.
Cada batería cuesta alrededor de 50 millones de dólares, y cada intercepción tiene un costo estimado de entre 100 mil y 150 mil dólares. Aunque eficaz, es un sistema con un mantenimiento altamente demandante.
Fue creada por Rafael Advanced Defense Systems y Israel Aerospace Industries, con importante financiamiento de Estados Unidos.
Entre 2011 y 2021, Washington destinó más de 1,600 millones de dólares, y en 2022 aprobó otros 1,000 millones para su reabastecimiento.
Exportaciones e interés internacional
El sistema ha atraído atención global. Israel ha vendido componentes, como el radar, a Singapur, y se ha evaluado su uso en Guam (EE.UU.) y, potencialmente, en Ucrania, según reportes recientes.
A pesar de su éxito, la Cúpula de Hierro enfrenta varios desafíos: su alto costo, la necesidad constante de modernización y su dependencia de aliados estratégicos. Además, debe adaptarse a nuevas amenazas, como los drones o armas más sofisticadas.
La defensa aérea israelí es una de las más avanzadas del mundo. Pero su efectividad no depende solo de la tecnología: requiere financiamiento constante, cooperación internacional y respuestas rápidas a un conflicto que evoluciona día con día.