Descubren fósiles de especie extinta en el norte de Guerrero

Un hallazgo inesperado en la comunidad de Chilacachapa, al norte de Guerrero, reveló el 8 de octubre de 2024 los restos fosilizados de un gonfoterio, un animal extinto emparentado con el elefante que habitó América durante el Pleistoceno, hace más de 16 mil años. 

El descubrimiento fue realizado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), a través de su representación en Guerrero. 

Recientemente, el INAH organizó una charla dirigida a estudiantes de nivel básico y medio superior, donde se mostraron los huesos encontrados, reforzando la relevancia de este hallazgo

¿Qué fueron los Gonfoterios?

El gonfoterio de Cuvier fue un antiguo pariente de los elefantes que vivió en América durante millones de años, hasta su extinción hace unos 10 mil años. 

Medía casi 3 metros de alto, pesaba más de 5 toneladas y se parecía a un elefante, pero con cuerpo más robusto, patas cortas y colmillos en forma de espiral. 

Gracias a sus fuertes muelas, se alimentaba de hojas y ramas en zonas de gran altitud, como bosques, selvas, matorrales y áreas con vegetación acuática.

¿Qué se encontró?

Los restos corresponden a un solo ejemplar e incluyen:

• Fragmentos de colmillos (llamados defensas)

• Cinco costillas

• Partes del omóplato, fémur y tibia

• Dos huesos del metatarso

• Varios fragmentos pequeños aún sin identificar

Pese al tiempo y las condiciones en que fueron hallados (a tres metros de profundidad en una fosa séptica), los fósiles se conservan en buen estado, lo que abre la posibilidad de encontrar más restos en los alrededores. 

Este es el primer hallazgo físico de gonfoterios en la zona y refuerza la teoría de que Guerrero formaba parte de un corredor natural que conectaba el norte y el sur del continente americano, por donde transitaban estas especies de gran tamaño conocidas como megafauna.

Además, se trata de una pieza clave para reconstruir el pasado geológico y ambiental del país, así como el desarrollo de la vida en estas tierras mucho antes de la llegada del ser humano.

¿Qué sigue?

Aunque aún no se ha realizado una prueba de fechamiento preciso de los restos, los expertos estiman que su antigüedad podría estar entre 2.5 millones y 10 mil años, basándose en hallazgos similares en otras partes del estado, como en Zapotitlán Tablas.

Los restos ya fueron limpiados, estabilizados y registrados oficialmente ante el Consejo de Paleontología del INAH, y se encuentran resguardados, salvo los cuatro exhibidos en vitrina como parte de la divulgación científica en la región

Este tipo de descubrimientos nos conecta con un pasado profundo, cuando gigantes prehistóricos caminaban por lo que hoy son nuestras comunidades.

También nos recuerda la importancia de conservar y estudiar nuestro patrimonio natural, incluso cuando aparece por sorpresa, como en una obra o una fosa séptica. Porque cada hueso fosilizado guarda una historia que merece ser contada.