El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) llevó a cabo una de las mayores redadas en lo que va del año al detener a 475 inmigrantes indocumentados que laboraban en una planta automotriz de Hyundai en el estado de Georgia.
De acuerdo con fuentes federales, la mayoría de los detenidos son ciudadanos de origen coreano, aunque también se identificaron trabajadores de otras nacionalidades asiáticas y latinoamericanas. La operación se realizó de manera sorpresiva durante el cambio de turno nocturno, con la participación de agentes migratorios y de la policía local.
ICE informó que la acción responde a una investigación sobre presunto uso de documentos falsos y contratación irregular de personal por parte de subcontratistas que proveen mano de obra a la planta. Hasta ahora, Hyundai no ha sido acusado formalmente, pero se espera que el Departamento de Justicia analice si la empresa tuvo conocimiento de las irregularidades.
La redada generó escenas de tensión dentro y fuera de la fábrica. Testigos relataron que varios empleados fueron retenidos mientras agentes revisaban identificaciones y permisos de trabajo. Abogados de inmigración en Atlanta advirtieron que este operativo podría derivar en procesos de deportación exprés, lo que ha encendido alarmas en las comunidades inmigrantes de Georgia.
Organizaciones defensoras de derechos humanos criticaron la medida, señalando que estas acciones "criminalizan a trabajadores que han contribuido a la economía local" y que podrían separar familias enteras.
Por su parte, la embajada de Corea del Sur en Washington confirmó que está brindando asistencia consular a sus nacionales detenidos y pidió al gobierno estadounidense garantizar un debido proceso.
Esta redada se produce en medio de un endurecimiento de las políticas migratorias impulsadas por la administración del presidente Donald Trump, que ha prometido reforzar la vigilancia en los centros laborales para reducir la contratación de indocumentados.