Para muchos mexicanos, diciembre huele a ponche, sabe a romeritos y suena a villancicos
Es el mes del aguinaldo, de las posadas y de los intercambios improvisados; un cierre de año donde los centros históricos se llenan de luces, esferas y Santa Claus posando para fotos, aunque su figura venga de un invierno muy distinto al nuestro.
Entre compras, cenas y prisas, el país entero entra en un ambiente festivo que parece suspender por un momento las preocupaciones cotidianas.
Pero esa misma alegría decembrina suele opacar algo importante: en este mes ocurrieron episodios que marcaron un antes y un después en la historia de México, algunos luminosos, otros dolorosos, pero todos decisivos.

En esta nota repasamos esos momentos que, para bien o para mal, moldearon el rumbo del país. Porque diciembre no solo es el mes de las fiestas: también es el mes donde, más de una vez, México volvió a transformarse
Felipe Calderón asumió la presidencia el 1 de diciembre de 2006 tras una elección sumamente cuestionada.
Diez días después lanzó el Operativo Conjunto Michoacán con 6,500 efectivos federales, marcando el inicio oficial de la guerra contra el narcotráfico. La estrategia se basó en intervenciones militares directas en estados como Michoacán, Chihuahua, Tamaulipas, Guerrero y Sinaloa, y en una política de "decapitar" organizaciones criminales mediante la captura o abatimiento de sus líderes, apoyada por la Iniciativa Mérida de Estados Unidos.
El efecto fue inmediato: los homicidios relacionados con el crimen organizado pasaron de menos de 3 mil en 2007 a más de 23 mil en 2011. La violencia se extendió por el país, alimentada por la fragmentación de los cárteles -que pasaron de seis grandes grupos en 2006 a más de dieciséis en 2012- y por la aparición de organizaciones más violentas, como el CJNG.

En su momento, el gobierno destacó resultados operativos: la captura o abatimiento de 35 de los 40 capos más buscados, extradiciones récord, decomisos de miles de armas y cientos de aeronaves, así como la recuperación temporal de territorios críticos como Ciudad Juárez
Estos logros alimentaron la percepción inicial de que la ofensiva era necesaria para evitar que los grupos criminales sustituyeran al Estado.
Pero el costo fue devastador. La estrategia militarizó la seguridad pública, debilitó a las policías civiles y evidenció redes de corrupción como el caso García Luna. Las violaciones a derechos humanos se multiplicaron y la población civil quedó atrapada entre cárteles y fuerzas federales.
Hubo masacres, desplazamientos masivos y miles de desapariciones.

Para amplios sectores sociales, la guerra terminó siendo una decisión precipitada que desencadenó una violencia que México no ha logrado contener hasta hoy
Con el inicio del nuevo milenio México vivió un cambio que parecía imposible: tras 71 años de gobiernos priistas, Vicente Fox, candidato del PAN, asumió la presidencia el 1 de diciembre del año 2000. Su llegada representó una ruptura con la continuidad política del siglo XX y despertó expectativas de renovación democrática y económica.
Fox prometió impulsar un nuevo "milagro económico", llevar el desarrollo a la vida diaria de la gente, garantizar paz con seguridad y justicia, y construir un gobierno más transparente y eficiente. Pero el país que recibía estaba marcado por heridas abiertas: la masacre de Acteal, el levantamiento zapatista que reveló décadas de abandono a pueblos indígenas y el polémico rescate bancario conocido como Fobaproa.

El Fobaproa, creado tras la crisis de 1994, convirtió deudas privadas en deuda pública con el argumento de proteger el ahorro de millones de mexicanos. Aunque evitó un colapso financiero, dejó un costo enorme para el erario y se convirtió en un símbolo de impunidad y privilegios
Durante el sexenio de Fox hubo avances importantes. La inflación bajó a niveles históricos -alrededor de 4%- y se aprobaron leyes clave como la Ley Federal de Transparencia. También nació el Seguro Popular, que extendió servicios médicos a millones de personas sin acceso a IMSS o ISSSTE, aunque años después sería sustituido por el INSABI.
Sin embargo, muchos de sus compromisos quedaron lejos de cumplirse. El crecimiento económico prometido de 7% nunca llegó y se mantuvo entre 2% y 3% en promedio. La administración enfrentó cuestionamientos por presuntos casos de corrupción, como el gasto de más de 9 millones de pesos en remodelaciones en Los Pinos, entre ellas 87 toallas valuadas en unos 400 dólares cada una.

A ello se sumó la falta de una estrategia industrial de largo plazo y una creciente dependencia del petróleo y las remesas, factores que mostraron los límites del proyecto de cambio que Fox representaba
El 6 de diciembre de 1810, Miguel Hidalgo y Costilla promulgó en Guadalajara uno de los decretos más radicales de la Independencia: la abolición definitiva de la esclavitud, junto con la eliminación de tributos, monopolios coloniales y el uso obligatorio del papel sellado. Aunque ya había hecho proclamas similares en octubre y noviembre, esta versión -impresa y difundida ampliamente- se convirtió en la más influyente.
El contexto era la fase inicial de la guerra. Tras el Grito de Dolores, Hidalgo tomó ciudades estratégicas y estableció en Guadalajara un gobierno provisional desde el cual impulsó reformas sociales para ganar apoyo popular: fin de cargas a indígenas y castas, libertad de comercio, autorización para fabricar pólvora y, como medida central, la liberación inmediata de esclavos bajo pena de muerte a los dueños que se negaran. Inspirado por ideas ilustradas y la Revolución Francesa, el decreto buscó desmontar la estructura de opresión colonial.

Aunque la esclavitud en Nueva España era limitada -entre 10 y 15 mil personas-, la medida tuvo un peso simbólico enorme. Atrajo a sectores afrodescendientes al ejército insurgente, pero no pudo aplicarse plenamente tras la derrota de Hidalgo en 1811
Su impacto histórico fue profundo. Marcó la primera abolición formal en Hispanoamérica y dio un carácter social a la Independencia, convirtiéndola en un movimiento contra desigualdades raciales y económicas.
Morelos retomó estos principios en los Sentimientos de la Nación (1813) y la Constitución de Apatzingán (1814); el Plan de Iguala reafirmó la igualdad en 1821; y Vicente Guerrero decretó la abolición total en 1829. Gracias a esta tradición temprana, todas las constituciones mexicanas posteriores prohibieron la esclavitud.
El decreto generó efectos encontrados. Fue visto como un avance radical en derechos humanos y un alivio para indígenas y castas, pero también provocó miedo entre propietarios y moderados, quienes lo percibieron como una amenaza al orden social. Su radicalismo alimentó la propaganda realista y contribuyó al aislamiento político de Hidalgo antes de su captura en 1811.

En conjunto, fue una medida visionaria, simbólica y transformadora, aunque difícil de aplicar en medio de la guerra
30 de diciembre de 1853: la firma que redefinió la frontera norte
Ese día, en la Ciudad de México, se firmó el Tratado de La Mesilla -llamado en Estados Unidos la Compra de Gadsden-, último gran ajuste territorial entre ambos países. Aunque Antonio López de Santa Anna no firmó él, fue quien autorizó y promovió la negociación durante su regreso al poder.
El documento lo rubricaron Manuel Díez de Bonilla, José Salazar Ylarregui y J. Mariano Monterde por México, y James Gadsden por Estados Unidos.
La firma no fue un acto aislado, sino la respuesta desesperada a una crisis económica profunda. Tras la guerra de 1846-1848, el erario estaba vacío y Santa Anna buscaba dinero para sostener al ejército y a su propio gobierno.
Estados Unidos vio la oportunidad: el presidente Franklin Pierce y el secretario de Guerra Jefferson Davis querían asegurar una ruta ferroviaria sureña hacia California. Gadsden llegó con ofertas que incluían grandes porciones del norte mexicano; Santa Anna rechazó esos planteamientos y limitó la venta al Valle de La Mesilla.

El acuerdo final quedó muy reducido respecto al plan original: de 123 mil km² se pasó a 76,845 km², y de 15 millones de dólares a 10 millones
El Senado estadounidense ratificó esta versión recortada en abril de 1854, y Santa Anna la aceptó porque necesitaba con urgencia los 7 millones iniciales. El tratado incluyó además el fin de la obligación estadounidense de contener incursiones indígenas y el derecho de tránsito por el Istmo de Tehuantepec.
Aunque resolvió disputas pendientes de 1848 y evitó una guerra que México difícilmente podía sostener, la venta desató indignación generalizada.
Liberales y conservadores coincidieron en acusar a Santa Anna de traición. Los fondos se dilapidaron rápidamente y la presión social derivó en la Revolución de Ayutla, que lo derrocó en 1855.

El Tratado de La Mesilla consolidó la frontera actual y cerró el ciclo de pérdidas territoriales del siglo XIX, dejando una herida histórica que marcaría a México durante generaciones