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12 de Junio del 2025
Cultura

El descanso intencional: tiempo perdido que vale la pena

El descanso intencional: tiempo perdido que vale la pena

El tiempo que disfrutas perder no es tiempo perdido

-Marthe Troly- Curtin


Hoy en día, el ritmo de vida se ha acelerado en comparación con nuestra infancia o con las generaciones pasadas. Las comidas que antes solían ser casi rituales -sin celulares en la mesa y, tal vez, con la televisión o la radio de fondo-ya no se viven igual



Vivimos días en los que el tiempo parece insuficiente para todo lo que hay que hacer. Saltarse el desayuno porque se llega tarde al trabajo, "agendar" el descanso como si fuera una cita más, es ahora parte de lo cotidiano.


Algo impensable cuando salir a caminar sin rumbo o jugar con amigos no requería un mensaje por WhatsApp ni un punto de encuentro marcado en el GPS.



Entonces, el tiempo no se sentía como un lujo. Y no se trata solo de crecer: el ritmo se ha intensificado para todos, sin importar la edad. Vivimos corriendo, sin preguntarnos si hace falta correr tanto



El ocio, entendido como la cesación del trabajo, la inacción o la omisión de actividades productivas, no solo es opcional: es necesario.


Su práctica contribuye directamente al bienestar emocional, incrementa la sensación de felicidad y satisfacción, y reduce los niveles de estrés y ansiedad.


Al desconectarnos de las exigencias cotidianas y enfocarnos en actividades que realmente disfrutamos, el cuerpo libera sustancias placenteras, disminuye el cortisol -la hormona del estrés- y mejora tanto el enfoque como el rendimiento.



Hacer pausas recreativas no solo es saludable, sino que también permite sostener la atención de manera más efectiva a lo largo del tiempo



En cambio, no desconectarse del trabajo o vivir con la presión constante de que siempre hay algo pendiente por hacer puede provocar un estado de estrés crónico.


Cuando el descanso se siente como una pérdida de tiempo, sus beneficios se anulan por completo: el cuerpo se desgasta, la mente se fatiga, se reduce la reserva cognitiva y aumenta el riesgo de deterioro mental o incluso de desarrollar demencia.



El síndrome de burnout, por ejemplo, es una forma de estrés laboral crónico que se manifiesta a través de un agotamiento físico y mental persistente, capaz de alterar tanto la personalidad como la autoestima



De acuerdo con encuestas realizadas en 2023 por la Universidad Nacional Autónoma de México, más del 40% de quienes desempeñan labores de oficina se sienten exhaustos.


Incluso antes de la pandemia, México ya figuraba entre los países con mayores niveles de fatiga por estrés laboral.


Al menos el 75% de los trabajadores del Instituto Mexicano del Seguro Social padecían esta condición, superando los índices registrados en China (73%) y Estados Unidos (59%).



Esta enfermedad, según explica el docente de posgrado Lozano Luviano, se considera una afección psicosocial influida por múltiples factores: laborales, organizacionales, personales e individuales



Para evitar caer en el agotamiento, es importante practicar el ocio con intención: es decir, hacer un uso deliberado del tiempo libre para actividades que promuevan el crecimiento personal, la relajación y una sensación real de plenitud.


Esto contrasta con el ocio pasivo -como ver televisión sin rumbo o desplazarse por redes sociales sin fin- que, si bien no es dañino por sí mismo, pierde impacto cuando se vuelve automático o constante.


Hoy en día, hay un montón de herramientas que nos ayudan a organizar y aprovechar mejor nuestro tiempo libre. Por ejemplo, apps como Headspace o Calm nos guían en la meditación, y plataformas como Trello sirven para ordenar tareas y reservar momentos para descansar.



Pero si la tecnología no es lo tuyo, no te preocupes: algo tan simple como salir a caminar, leer un libro o pasar tiempo con amigos y familia -sin pantallas de por medio-  sigue siendo igual de valioso y efectivo para recargar energía



Para liberarte de la culpa que a veces acompaña al descanso, conviene recordar los beneficios reales del ocio, practicar la autocompasión y establecer límites claros entre el trabajo y el tiempo personal.


El ocio no es una pérdida de tiempo: es una forma de recargar cuerpo y mente.


Hacer pequeños ajustes en la rutina puede ayudarte a frenar el ritmo acelerado de la vida. Por ejemplo, limitar el uso de redes sociales a 30 minutos al día, decir "no" a compromisos innecesarios, o incorporar caminatas breves de 5 a 10 minutos cada cierto tiempo para despejar la mente.



También puedes incluir actividades cortas y significativas como dibujar, escribir unas líneas o escuchar música, aunque sea solo por unos minutos. A veces, la pausa más breve puede ser la más reparadora



Hay ladrones de tiempo tan sigilosos que se cuelan en nuestra rutina sin darnos cuenta: el scrolling infinito, la multitarea mal enfocada -porque hacer muchas cosas a la vez suena productivo, pero en realidad fragmenta tu atención, te vuelve más lento, más disperso y, con el tiempo, más cansado-.


Revisar los mensajes cada cinco minutos interrumpe tu concentración, igual que tomar decisiones todo el día sin filtrar. Acumular pequeñas decisiones agota tu energía mental y te quita claridad.


esto se suma la falta de una estructura mínima en el día: sin un mapa mental de tus tareas o tiempos, los días se escurren como agua entre los dedos.


No se trata de eliminar estos hábitos por completo, sino de hacerlos conscientes y empezar a domarlos poco a poco.



Porque no se trata de tener más tiempo, sino de recuperar el que ya es nuestro





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