A pesar de que durante años se promovió la frase "prohibido prohibir", la realidad es que en México han aumentado las restricciones impulsadas por razones sociales y éticas en lugar de buscar soluciones que no limiten las libertades ciudadanas.
"En México, independientemente de las libertades o no, el estado siempre ha buscado el restringir precisamente las capacidades de las personas para hacer cosas con respecto a un conjunto de valores que quienes gobiernan asumen como los valores correctos", explica Gustavo Montiel, analista político.
La prohibición, como herramienta del estado, refleja el ejercicio del poder soberano para regular prácticas según el interés público, transformando la relación entre seres humanos, animales y medio ambiente.
Sin embargo, puede generar efectos negativos, como el fomento del mercado negro y afectar la economía de ciertos sectores.
"El problema es que ese mercado negro no paga impuestos no tenemos control no sabemos si efectivamente están vendiendo lo que dicen que venden", dice Gustavo Montiel, analista político.
Aunado a esto, los casos más recientes de prohibición como los vapeadores, los narcocorridos, la comida chatarra en las escuelas o las corridas de toros con violencia también generan afectaciones económicas.
Según datos del sector taurino, la eliminación de esta práctica traería pérdidas de entre 6 000 y 9 000 millones de pesos al año y se estima que se cancelarían cerca de 80 mil empleos directos y 140 mil indirectos.
"En el momento que esta actividad ya no exista o ya no sea redituable económicamente pues todas esas reses sean llevadas al sacrificio porque no tienen una razón de ser ni una razón de sustentabilidad económica", dice Raúl Pérez Johnston.
En México no existe un artículo específico que se refiera directamente a la prohibición, sin embargo, los artículos 1, 6 y 7 de la constitución protegen la libertad de expresión y establecen límites a las prohibiciones y restricciones en función de los derechos fundamentales.
"En una sociedad donde se plantea un pacto social, regulado por la civilidad, por la cordialidad y el entendimiento se supone que el estado debería de tener el mínimo de intervención de las personas", explica Saúl Arellano Almanza, analista político.
A pesar de las advertencias y consecuencias que trae consigo la prohibición, esta tendencia se mantiene y fortalece, por ejemplo, ahora se esta buscando modificar la ley general de salud para prohibir el consumo de bebidas energéticas a menores de edad, lo que seguramente generará una gran polémica.
¿Prohibir en lugar de regular? Las nuevas restricciones y sus impactos sociales
Desde una perspectiva jurídica y política, la prohibición es una herramienta para moldear conductas, corregir externalidades y reforzar compromisos internacionales.
Sociológicamente, fomenta un cambio hacia modelos sostenibles y éticamente responsables. sin embargo, expertos sugieren que regular es preferible a prohibir, para evitar restricciones innecesarias a las libertades ciudadanas.
"Hacerlo con las formas en la que se hace, restringiendo la libertad de las personas al consumo pues obviamente implica a una tendencia que puede llegar afectar las libertades", opina Gustavo Montiel, analista político.
Pero la incongruencia de las autoridades al prohibir esta más que clara, ya que una de varias prohibiciones que han hecho están los vapeadores por los problemas de salud que causan como daño cardiovascular, cáncer, mientras que los cigarrillos siguen en el mercado causando que unas 8 millones de personas mueran a causa del tabaco.
"Entonces la pregunta es si el argumento es la salud pública porque no prohibir primero los cigarros y no los vapeadores, pareciera más bien que es un asunto de mercado y a mí me parece que la prohibición de los vapeadores es por estas industrias", dice Saúl Arellano Almanza, analista político.
La prohibición total difícilmente es la respuesta más efectiva, la historia nos ha enseñado en repetidas ocasiones que prohibir no es la solución a los problemas que se consideran de salud pública.
"El generar una normatividad que prohiba viene a repercutir en algunos aspectos en los cuales la gente comienza hacer las cosas a escondidas", explica Mónica Huerta, analista política.
En marzo de 2025 dio inicio la "ley antichatarra" en méxico, la cual prohibió la venta, distribución de alimentos y bebidas no saludables dentro de las escuelas públicas y privadas, porque de acuerdo a la secretaria de salud el 39 por ciento de los niños tienen obesidad y el 38 por ciento diabetes, además de que un 59 por ciento de los menores presentan caries.
"Pues entonces prohibamos la comida chatarra no solo en las escuelas, si no que habría que prohibirlas prácticamente en todos los espacios de la vida pública", dice Saúl Arellano Almanza, analista político.
Y es que al menos una de cada tres muertes en México son provocadas por diabetes o hipertensión enfermedades que junto con la obesidad dejan al año alrededor de 270 mil muertes en México, por lo que entonces sería un argumento para que no solo en las escuelas se prohibieran alimentos que provocan estas enfermedades.
Del "prohibido prohibir" al control social y cultural
Aunque siempre es mejor regular que prohibir, hay casos en los que la prohibición es un reflejo de la evolución social.
De acuerdo con organismos internacionales y organizaciones de la sociedad civil, las prohibiciones bien fundamentadas, lejos de ser meros actos restrictivos, pueden convertirse en catalizadores de progreso social, institucional y moral, siempre y cuando estén sustentadas en evidencia científica, diálogo intersectorial y principios de justicia ambiental.
"A final de cuentas hacerlo de la forma en que se hace restringiendo la libertad de las personas al consumo pues obviamente implica una tendencia que si puede llegar a afectar las libertades", dice Gustavo Montiel, analista político.
De acuerdo con los expertos en la materia, en vez de que el estado mexicano este prohibiendo de manera tajante, se deberían de crear políticas de prevención en prácticamente todos los ámbitos de la vida pública que tienen que ver con la salud, ya que aseguran que no hay ninguna evidencia que demuestre que el prohibir solucione estos problemas.