Aunque las redes sociales suelen asociarse con distracciones, adicciones y riesgos, también pueden ser una herramienta poderosa para el crecimiento personal, la educación y el cambio social.
Plataformas como Facebook, Instagram, X (antes Twitter) o TikTok no solo sirven para compartir fotos o mensajes, sino que, usadas con responsabilidad, pueden convertirse en espacios de aprendizaje, apoyo emocional y activismo digital.
De acuerdo con la organización Internet Matters, cuando se usan de manera consciente, las redes sociales ofrecen oportunidades positivas para que ayudan a desarrollar habilidades esenciales para la vida personal y profesional.
Una de las principales ventajas es el desarrollo de habilidades digitales y de alfabetización mediática. Actualmente, desde pequeños, los niños y adolescentes aprenden a navegar por el mundo digital, a configurar su privacidad, a identificar contenidos seguros y a comunicarse con responsabilidad.
Además, las redes sociales facilitan la conexión social y el sentimiento de pertenencia. En especial para quienes se sienten aislados o viven lejos de sus seres queridos, estas plataformas se convierten en un espacio para mantener amistades, conocer nuevas personas y recibir apoyo emocional.
El 70% de los jóvenes entre 9 y 16 años afirma que las redes sociales les ayudan a mantenerse conectados, y dos tercios sienten que tienen una comunidad que los apoya en línea, de acuerdo con datos de Internet Matters.
Aprender y expresarse en el mundo digital
Más allá de la conexión social, las redes también fomentan la creatividad y la exploración de intereses.
Muchos encuentran en estas plataformas un lugar para expresarse, compartir sus talentos y aprender sobre temas que les apasionan, como el arte, los videojuegos, la ciencia o el activismo.
Otro beneficio importante es la posibilidad de construir una huella digital positiva. Al compartir logros, opiniones o trabajos creativos, los jóvenes pueden crear un perfil en línea que refleje quiénes son, lo cual puede ser útil en el futuro al buscar empleo o ingresar a una universidad.
También se fomenta la empatía y el aprendizaje sobre otras culturas: el 60% de los jóvenes encuestados por Internet Matters aseguró que las redes sociales les ayudaron a conocer diferentes formas de vida en el mundo.
La población adulta también percibe beneficios. Según el estudio "Beneficios y riesgos del uso de Internet y las redes sociales" del Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (ONTSI), el 90% de las personas internautas cree que estas herramientas permiten acceder fácilmente a nuevos conocimientos, y el 81% opina que mejoran la comunicación interpersonal. Otras ventajas ampliamente reconocidas incluyen la posibilidad de crear comunidades, reducir la brecha educativa y mejorar la calidad de vida.
Las redes como aliadas del aprendizaje
Las redes sociales también pueden convertirse en una herramienta educativa, si se utilizan de forma adecuada.
Diferentes plataformas han sido aprovechadas por docentes, estudiantes y creadores de contenido para impulsar el aprendizaje informal o complementar las clases tradicionales.
De acuerdo con la ONG Educo, las redes sociales permiten crear comunidades de aprendizaje, donde estudiantes y maestros pueden colaborar, compartir recursos y dialogar sobre distintos temas. Esta interacción puede hacer que el proceso educativo sea más dinámico, participativo y cercano a los intereses de los jóvenes.
Durante y después de la pandemia, muchas plataformas se convirtieron en canales para continuar con las clases: desde grupos de Facebook para compartir tareas hasta clases enteras dictadas por WhatsApp.
Además, en redes como Instagram o TikTok existen miles de cuentas dedicadas a enseñar temas específicos, desde matemáticas hasta historia, idiomas o educación emocional. También hay blogs educativos alojados en Facebook y videos tutoriales en YouTube que permiten aprender al instante y sin costo.
El uso educativo de las redes puede impulsar competencias digitales, facilitar el aprendizaje colaborativo y mejorar la expresión oral y escrita. Ejemplos de esto son los hilos de opinión en Twitter, los videos explicativos en TikTok o las actividades de síntesis en Facebook. Incluso en asignaturas como música, tecnología o literatura, los estudiantes pueden encontrar inspiración y recursos actualizados.
Activismo digital: un nuevo lenguaje de protesta
Uno de los aportes más valiosos de las redes sociales es su capacidad para visibilizar problemáticas sociales a través del activismo digital.
Este tipo de activismo, también conocido como ciberactivismo, utiliza plataformas digitales para compartir información, denunciar injusticias y organizar campañas de cambio social.
Tal como lo explicó Juan Manuel Casanueva, director de SocialTIC para la Universidad Autónoma de Nuevo León, el activismo digital no solo transmite información, sino que genera interacción colectiva y promueve la acción.
Casanueva destacó que las redes sociales han sido herramientas clave en movimientos sociales recientes. Un ejemplo importante es la Primavera Árabe, una serie de protestas iniciadas en Túnez en 2010 y que se extendieron a países como Egipto, Libia y Siria.
Las redes sociales jugaron un papel decisivo en la organización de las protestas y en la difusión de las demandas ciudadanas, demostrando cómo la tecnología puede impulsar transformaciones políticas profundas.
El activismo digital también ha permitido a jóvenes y ciudadanos comunes participar en causas sin necesidad de movilizarse físicamente. Campañas como las peticiones en Change.org, los llamados a donaciones en GoFundMe o las denuncias públicas en TikTok han hecho que más personas se involucren en temas como el medio ambiente, la violencia de género, los derechos de las infancias o la lucha contra el racismo.
Para que estos esfuerzos sean efectivos, es esencial tener objetivos claros: informar, sensibilizar y movilizar o involucrar a la audiencia.
Casos que se hicieron virales y cambiaron realidades
El poder de las redes para visibilizar casos de agresión o injusticia también se ha demostrado con historias que se hicieron virales.
Un ejemplo es el caso de Debanhi Escobar, una joven desaparecida y encontrada sin vida en Nuevo León en 2022. La indignación en redes sociales obligó a que el caso no quedara en el olvido y provocó presión mediática sobre las autoridades, lo que llevó a nuevas investigaciones y atención nacional sobre la violencia contra mujeres jóvenes en México.
Otro caso significativo fue el de George Floyd, un hombre afroamericano asesinado por un policía en Estados Unidos en 2020. El video del hecho, difundido en redes sociales, provocó protestas masivas en distintas partes del mundo y dio fuerza al movimiento Black Lives Matter.
La difusión en línea no solo generó conciencia global, sino que también promovió cambios legislativos en algunas ciudades estadounidenses sobre el uso de la fuerza policial.
Otro caso que generó fuerte indignación fue el de Huellitas, un perrito víctima de maltrato extremo en Huauchinango, Puebla. En junio de 2023, una joven compartió imágenes en redes sociales tras asesinar brutalmente al cachorro. La difusión del caso provocó protestas estudiantiles y una ola de denuncias en línea, lo que llevó a que la Fiscalía de Puebla emitiera una ficha de búsqueda contra la agresora. Las redes sociales fueron clave para visibilizar el crimen y exigir justicia.
La seguridad digital es clave para aprovechar lo positivo de las redes sin caer en sus peligros. Las redes sociales pueden ser mucho más que entretenimiento, son espacios donde las personas pueden aprender, conectarse, crear, denunciar y transformar realidades.
Su uso consciente y estratégico ha demostrado ser un instrumento eficaz para empoderar a ciudadanos, visibilizar injusticias y construir un mundo más justo y conectado.