La crisis del maltrato y abandono animal en México se ha vuelto imposible de ignorar.
Millones de animales viven diariamente entre la violencia, el miedo, la enfermedad y el abandono, mientras la atención pública suele concentrarse en otros temas. La falta de mecanismos legales y sociales efectivos ha permitido que esta situación crezca y se vuelva cada vez más visible en ciudades y comunidades de todo el país.
Aunque el problema también afecta a fauna silvestre, aves exóticas y animales de granja, los perros y gatos son quienes muestran con mayor claridad la gravedad de esta situación.

En calles, camellones y basureros, miles de ellos buscan comida, duermen a la intemperie y desarrollan enfermedades que rara vez son atendidas.
A pesar de la existencia de leyes, campañas y refugios, el abandono sigue aumentando año con año. La denuncia es escasa, la aplicación de sanciones avanza lentamente y los recursos destinados a la atención animal son insuficientes.
Además, la presencia masiva de animales abandonados genera riesgos sanitarios y ambientales. Sin medidas contundentes para frenar la reproducción descontrolada, sancionar el abandono y fortalecer la educación sobre tenencia responsable, la crisis continuará expandiéndose.
México encabeza cifras mundiales de maltrato y abandono

Según el documento "El maltrato animal y sus sanciones en México (2023)" elaborado por el Senado de la República, México ocupa el primer lugar de Latinoamérica y el tercer lugar mundial en maltrato animal.
Esta posición no solo refleja casos extremos de violencia física, sino también negligencia, crueldad cotidiana y omisiones que afectan el bienestar de millones de animales.
Según ese mismo documento, siete de cada 10 animales domésticos sufren algún tipo de agresión a lo largo de su vida, una cifra que muestra la falta de cultura de cuidado en muchos hogares.
Además, la tasa de castigo es apenas del 0.01%, lo que significa que prácticamente ningún caso recibe sanciones reales y que la impunidad es la norma.

La Sociedad Americana de Prevención y Crueldad hacia los Animales (ASPCA) define el maltrato como "todo acto intencional que provoca dolor, estrés o sufrimiento innecesario a un animal".
Esta definición coincide con la de la Ley General de Vida Silvestre, que también incluye cualquier omisión humana que ponga en riesgo su integridad.
Sin embargo, aunque existe legislación, esta no reconoce "derechos" para los animales como tal, sino que los protege indirectamente bajo el derecho constitucional a un medio ambiente sano.

Distintas entidades han avanzado en el reconocimiento de los animales como "seres sintientes", como Oaxaca, Estado de México y Ciudad de México, lo cual representa un paso simbólico y jurídico importante.
Reconocer que los animales sienten dolor y emociones permite fortalecer las bases legales para su protección.
La realidad del abandono: millones de vidas en riesgo

El abandono animal es una de las caras más graves de esta crisis.
Según el artículo "Abandono animal: México encabeza la lista" publicado por PETLOC en 2025, 70% de los perros y gatos del país vive en situación de calle.
Esto significa que millones de animales sobreviven sin comida suficiente, sin atención médica y expuestos a enfermedades, atropellos y violencia.
En México, muchas personas adoptan sin evaluar si pueden sostener los gastos de alimentación, vacunas, desparasitaciones, esterilización o emergencias médicas. Las principales causas de abandono incluyen problemas económicos, mudanzas, falta de tiempo, poca responsabilidad, camadas no deseadas o simplemente la pérdida de interés por el animal.

El fenómeno también incluye a animales extraviados que nunca regresan con su familia. PETLOC explica que una gran parte de los perros y gatos reportados como "abandonados" en realidad se extraviaron y no fueron recuperados por la falta de placas, microchips o protocolos de búsqueda.
El impacto del abandono es múltiple. Desde una perspectiva humana, la presencia masiva de animales callejeros incrementa riesgos de enfermedades como rabia, garrapatas, tiña y otras infecciones. También provoca contaminación por heces en espacios públicos. Además, en colonias con grandes jaurías se registran casos de mordeduras, ataques a otros animales y conflictos vecinales.
Para los animales, el sufrimiento es permanente. Muchos desarrollan enfermedades dolorosas, viven con hambre crónica, pelean por alimento y enfrentan experiencias traumáticas como ser golpeados o atropellados. La calidad de vida es prácticamente inexistente.

La UNAM, retomó datos de Mars Petcare que estiman 29.7 millones de perros y gatos viviendo en las calles de México, una cifra tan elevada que supera incluso a la de otros países con crisis severas: en Egipto se calcula una población callejera cercana a 15 millones, y en Marruecos alrededor de tres millones, números que, incluso juntos, siguen siendo menores a los de México.
El Congreso de Ciudad de México añade que cada año se abandonan 500 mil animales solo en la capital y que la población callejera genera alrededor de 700 toneladas de heces diarias.
Esta crisis también se refleja en los refugios: muchos operan al doble o triple de su capacidad. Si no se fortalecen las campañas de esterilización y adopción responsable, México podría enfrentar decisiones más drásticas para controlar la sobrepoblación.
Las leyes avanzan, pero la aplicación es insuficiente

De acuerdo con él Senado de la República, 27 de los 32 estados cuentan con leyes específicas de protección animal, mientras que entidades como Chiapas, Morelos y Yucatán todavía no han desarrollado una legislación completa en la materia.
En teoría, el país ha avanzado en el reconocimiento del maltrato como una conducta que merece castigos legales, pero ese avance no siempre se refleja en la práctica diaria. La existencia de leyes no garantiza que los casos lleguen ante un juez ni que las sanciones se apliquen de manera efectiva.

Aunque casi todas las entidades ya tipifican el maltrato animal como delito, la realidad es que muy pocos casos se investigan a fondo. La denuncia ciudadana sigue siendo limitada porque muchas personas no saben a qué autoridad acudir, desconocen qué pruebas presentar o temen represalias de los agresores.
A esto se suma la falta de capacitación especializada entre policías, ministerios públicos y funcionarios encargados de atender estos casos, lo que provoca que la mayoría de los reportes no avancen más allá de un simple registro.
Las penas actuales por maltrato animal pueden ir de un mes hasta seis años de prisión, dependiendo de la gravedad del hecho, pero muy pocas personas llegan a enfrentar un proceso judicial.

En la vida cotidiana, los casos suelen quedarse sin seguimiento porque no hay suficientes inspecciones, los peritajes veterinarios son escasos y muchas fiscalías no cuentan con unidades especializadas.
Esto genera una percepción de impunidad que desincentiva la denuncia y permite que personas que han maltratado o abandonado animales lo sigan haciendo sin consecuencias.
Para organizaciones y especialistas, el avance legal existe, pero sin presupuesto, personal capacitado y campañas permanentes de orientación ciudadana, estas leyes no logran convertirse en una protección real para los animales.
La responsabilidad compartida y los retos pendientes

La Encuesta ENBIARE 2021 del INEGI estima que en México existen 80 millones de mascotas, incluyendo perros, gatos, aves, peces y otras especies, y que 69.8% de los hogares tiene al menos un animal de compañía.
Esto refleja la gran presencia de los animales en la vida de las familias y el papel emocional, social y educativo que desempeñan, acompañando a las personas en su día a día y en momentos de ansiedad o dificultad emocional.
Sin embargo, esta alta presencia también representa un gran reto: garantizar que todos los animales reciban los cuidados necesarios durante toda su vida. Tener una mascota implica tiempo, atención médica, alimentación adecuada y responsabilidad constante.

La falta de información, los costos veterinarios, la reproducción sin control y la ausencia de políticas de prevención contribuyen directamente a la crisis de abandono que enfrenta el país.
Para enfrentar este problema, es necesario fortalecer los refugios, asegurar que cuenten con recursos y personal capacitado, ampliar las campañas de esterilización y convertirlas en un servicio permanente.
Pero el cambio más profundo debe comenzar desde la infancia, fomentando en escuelas, hogares y comunidades una cultura de tenencia responsable, donde se entienda que una mascota no es un accesorio ni una moda, sino un compromiso de años que requiere cuidado, atención y respeto.

La crisis de maltrato y abandono animal en México afecta a millones de animales que sufren dolor, hambre y vulnerabilidad todos los días.
A pesar de la existencia de leyes y campañas de concientización, los esfuerzos resultan insuficientes si no hay una participación de la ciudadanía y una aplicación efectiva de las sanciones.
El sufrimiento de los animales también refleja una falta de responsabilidad y empatía social. Cada vida afectada depende de decisiones humanas, por lo que la solución requiere una estrategia integral que combine educación, legislación más estricta, esterilización masiva y políticas permanentes de protección. Solo así se podrá disminuir el abandono y garantizar el bienestar de los animales.
México tiene la oportunidad de cambiar esta situación. La sociedad muestra señales de mayor conciencia y sensibilidad, y la legislación avanza poco a poco.
Reconocer a los animales como seres que sienten, que padecen y merecen vivir con dignidad, y actuar con compasión y compromiso, es clave para transformar esta crisis en un cambio real y duradero.