El Gobierno de Estados Unidos emitió una autorización de uso de emergencia para medicamentos veterinarios destinados a tratar o prevenir infestaciones por el gusano barrenador del Nuevo Mundo, una plaga que ha frenado en varias ocasiones la importación de ganado mexicano.
La medida busca proteger el suministro de alimentos y atender un problema que preocupa tanto al sector agropecuario como a las autoridades sanitarias.
El permiso fue otorgado por el Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos (HHS, por sus siglas en inglés) y está dirigido únicamente a fármacos de uso animal.
Con esta disposición, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) podrá actuar de manera más rápida ante la propagación del parásito, que afecta a animales de sangre caliente como el ganado, mascotas y fauna silvestre, y que en casos poco comunes también llega a infectar a seres humanos.
Aunque el gusano barrenador había sido declarado erradicado de Norteamérica y Centroamérica hace décadas, desde 2022 ha avanzado hacia el norte y actualmente se encuentra cerca de la frontera de México con Estados Unidos. El riesgo de que esta plaga cruce al territorio estadounidense encendió las alarmas del sector agroalimentario.
"Estamos tomando medidas decisivas para salvaguardar el suministro de alimentos de la nación frente a esta amenaza emergente. Esta autorización permite que la FDA actúe rápidamente, limite la propagación del gusano barrenador del Nuevo Mundo y proteja al ganado estadounidense", señaló Robert F. Kennedy Jr., secretario de Salud de Estados Unidos.
La amenaza no solo es sanitaria, también económica. El gusano barrenador ha provocado el cierre de las importaciones de ganado mexicano en tres ocasiones durante los últimos ocho meses. El último bloqueo inició el 9 de julio, apenas tres días después de que se había reanudado el comercio, lo que refleja la gravedad de la situación.
De acuerdo con el Consejo Nacional Agropecuario (CNA), estas suspensiones han dejado pérdidas superiores a mil 300 millones de dólares, además de impedir la movilización de 650 mil cabezas de ganado desde México hacia Estados Unidos. Estas cifras han encendido la alerta entre productores, quienes advierten que los daños podrían aumentar si no se controla la plaga a tiempo.
El impacto no se limita al comercio bilateral. Las restricciones y el avance del parásito representan un riesgo directo para el abasto de carne y otros productos de origen animal en la región, lo que podría traducirse en un incremento en los precios y afectaciones a la seguridad alimentaria.
Ante este panorama, las autoridades estadounidenses buscan contener de inmediato la propagación del gusano barrenador del Nuevo Mundo. Mientras tanto, el sector ganadero mexicano enfrenta un panorama incierto, con pérdidas millonarias y la urgencia de medidas conjuntas para evitar que la plaga siga frenando uno de los intercambios comerciales más importantes entre ambos países.