Fútbol en México: Historia, pasión y orgullo nacional
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Fútbol en México: Historia, pasión y orgullo nacional

Por: Fernanda Rivera
CDMX
Fecha: 23-09-2025

El fútbol en México no es solo un deporte; es un fenómeno que atraviesa el tiempo y las fronteras, uniendo a millones de personas en torno a la emoción de un balón.


Desde los partidos en calles y patios escolares hasta los estadios colmados, el fútbol refleja la identidad, los sueños y la pasión de un país que se reconoce en cada gol y en cada celebración.


Su impacto trasciende la cancha: es motor de cohesión social, de expresión cultural y de orgullo nacional.


Hoy, México se prepara para vivir un capítulo histórico con la Copa del Mundo de 2026, que organizará junto con Estados Unidos y Canadá, anticipando una experiencia que promete unir aún más a toda la región.


De los rituales prehispánicos al fútbol moderno




Mucho antes de que se hablara de goles y campeonatos, los pueblos prehispánicos practicaban juegos que mezclaban deporte, ritual y estrategia.


Entre ellos, el tlachtli destaca como antecedente del fútbol moderno. Se jugaba en canchas ceremoniales, donde dos equipos competían pateando una pelota de caucho, intentando introducirla en un aro vertical.


Este juego no solo requería destreza física, sino también pensamiento estratégico y colaboración, además de tener connotaciones religiosas y ceremoniales.


Según el artículo "El origen del futbol mexicano", estas competencias prehispánicas dejaron una impronta cultural que, siglos después, influiría en la manera en que los mexicanos viven la pasión por el fútbol.




A finales del siglo XIX, el fútbol moderno llegó a México traído por inmigrantes británicos, franceses y españoles que trabajaban como ingenieros y técnicos en distintas partes del país.


Ellos trajeron consigo balones, reglas y la cultura del deporte, iniciando encuentros amistosos que despertaron la curiosidad de la población local.


En un principio, la práctica se limitaba a las comunidades extranjeras, pero poco a poco los mexicanos comenzaron a integrarse, adaptando el juego a su propio estilo.


Primeros partidos y nacimiento de clubes




El primer partido registrado en México se jugó en 1869 en la Ciudad de México, con equipos formados principalmente por residentes británicos y españoles.


Este evento simboliza el inicio formal del fútbol en el país y el comienzo de una pasión que se expandiría rápidamente entre la población mexicana según él articulo.


Los primeros clubes fueron pilares fundamentales para la organización del deporte. Entre ellos se encuentran el Orizaba Athletic Club, fundado en 1898 en Veracruz, y el Reforma Athletic Club, establecido en 1899. Posteriormente surgieron Club Aurrerá (1911) y Club España (1912), consolidando la práctica organizada del fútbol.




En 1902, cinco de estos equipos fundaron la Liga Mexicana de Football Amateur Association, disputando su primer partido oficial el 19 de octubre de ese año, donde el British Club venció 5-1 al México Cricket Club, mientras que el Orizaba Athletic Club se convirtió en el primer campeón de México según el sitio web FutDados.


A partir de la primera década del siglo XX, los jugadores mexicanos comenzaron a integrarse en equipos y torneos, expandiendo la práctica del fútbol más allá de las comunidades extranjeras.


Durante la Revolución Mexicana, el deporte se difundió entre comunidades indígenas y campesinas, consolidando su carácter nacional y popular.


La Federación Mexicana de Fútbol y la estructura profesional




La necesidad de un organismo que regulase el fútbol en México llevó a la creación de la Federación Mexicana de Fútbol (FMF) en 1927, reemplazando a la Federación Central.


Su objetivo fue unificar reglas, organizar campeonatos y establecer un órgano rector que impulsara el desarrollo del deporte. La FMF se afilió a la FIFA en 1929, lo que permitió la participación de México en torneos internacionales y elevó el prestigio del fútbol nacional.




La FMF organiza diversas ligas y divisiones, incluyendo la Liga MX, Liga MX Femenil, Liga de Expansión MX, Liga Premier y Liga Tercera División de México, además de administrar comisiones de árbitros, disciplinaria y de apelaciones.


Este sistema ha garantizado la profesionalización del fútbol y la formación de nuevas generaciones de futbolistas.


A lo largo de su historia, la FMF ha tenido presidentes emblemáticos como Humberto Garza Ramos, Guillermo Cañedo de la Bárcena y Juan Carlos Rodríguez Bas.


Competiciones nacionales y rivalidades históricas




El fútbol mexicano no solo se vive en torneos internacionales; también cuenta con competiciones nacionales históricas.


La Liga MX, con 18 equipos, es la máxima categoría, seguida de la Liga de Expansión MX, la Liga Premier y la Liga TDP, con más de 300 equipos en total.




Clubes históricos como América, Guadalajara, Atlas y Cruz Azul han protagonizado rivalidades legendarias que trascienden generaciones, alimentando la pasión de los aficionados y la historia del deporte.


Además de la liga, se disputan torneos como el Campeón de Campeones, eventos que permiten medir la supremacía de los equipos en distintas épocas.


Entre 1908 y 1943, la Liga Amateur de Jalisco fomentó la rivalidad entre Guadalajara y Atlas, marcando el inicio de una tradición futbolística que aún se mantiene vigente según FutDados.


Participación en torneos internacionales y mundiales




México ha tenido el honor de organizar dos Copas del Mundo: en 1970, siendo el primer país latinoamericano en hacerlo, y en 1986, donde la selección alcanzó los cuartos de final.


También ha albergado torneos juveniles como la Sub-20 en 1983 y la Sub-17 en 2011, así como la Copa FIFA Confederaciones en 1999.


El país se prepara nuevamente para el Mundial 2026, que compartirá con Estados Unidos y Canadá, un evento que promete mostrar la magnitud de la pasión futbolística mexicana y su influencia en el continente.




La Selección Nacional Mayor ha participado en 17 Copas del Mundo, incluida Qatar 2022, y ha ganado múltiples ediciones de la Copa Oro, además de la Copa FIFA Confederaciones en 1999.


La Selección Sub-23 obtuvo la Medalla de Oro en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, mientras que la Sub-17 fue campeona del Mundial de la FIFA en Perú 2005 y México 2011.




La selección femenil también ha tenido logros destacados en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, y ha participado en varias Copas del Mundo.


Otras selecciones, como la juvenil, la de playa y la femenil Sub-17, han alcanzado posiciones de honor en torneos mundiales, consolidando el prestigio del fútbol mexicano en distintas categorías y niveles de competencia.


Impacto social y cultural del fútbol




El fútbol en México no es únicamente un deporte: es una emoción compartida que se vive en las calles, en las casas, en las escuelas y hasta en los lugares de trabajo.


Se trata de un fenómeno social que ha rebasado las líneas de cal y se ha instalado como parte esencial de la vida cotidiana. Cada partido puede convertirse en excusa para reunirse en familia, en motivo de fiesta en los barrios y en tema obligado de conversación en el transporte público. En México, el fútbol no se juega solo en la cancha, se juega también en el corazón de la gente.




La Federación Mexicana de Fútbol ha entendido esa fuerza colectiva y la ha transformado en un motor de desarrollo social.


Sus proyectos buscan ir más allá del espectáculo deportivo para dejar huella en la vida real. Se promueve la inclusión, el empoderamiento de la mujer, el respeto a los derechos humanos y la protección del medio ambiente.


Estos programas llevan el balón a comunidades marginadas, acercan oportunidades a niñas y niños que sueñan con patear su primer gol y fomentan que el deporte sea una herramienta de unión y esperanza.


La cultura mexicana, vibrante y llena de símbolos, también ha abrazado al fútbol como parte de su identidad. No es raro que una canción de fiesta incluya referencias futboleras, que una metáfora en una conversación cotidiana salga de la cancha o que una victoria se celebre con el mismo fervor que una festividad nacional.


El lenguaje del fútbol está en las frases que repetimos, en los festejos improvisados en las plazas públicas y en la alegría compartida cuando juega la Selección.




Aunque no existe una cifra oficial exacta, se calcula que cerca de 50 millones de mexicanos consumen fútbol de manera regular.


Esa cifra lo convierte en el espectáculo deportivo más seguido del país y demuestra cómo trasciende lo deportivo para convertirse en un fenómeno social.


Basta recordar lo ocurrido durante el Mundial de Sudáfrica 2010, cuando la Secretaría de Educación Pública autorizó que los estudiantes vieran los partidos de la Selección Mexicana dentro de las aulas.




Ese permiso convirtió los salones en estadios improvisados, donde niños y maestros compartían nervios, gritos y abrazos, confirmando que el fútbol también educa, une y emociona.


El ritual de reunirse frente a un televisor o en las tribunas de un estadio va más allá de los 90 minutos.


Es una tradición que pasa de generación en generación, en la que padres enseñan a sus hijos a gritar un gol, abuelos cuentan anécdotas de mundiales pasados y amigos encuentran en el fútbol la excusa perfecta para reunirse una y otra vez.




En México, el fútbol no solo entretiene: crea identidad, construye comunidad y reafirma la pasión de un pueblo que ha encontrado en un balón un reflejo de sí mismo.


Con la mirada puesta en el Mundial 2026, México continúa escribiendo su historia futbolística, manteniendo viva la pasión que lo ha convertido en el deporte más querido y practicado del país.


Este deporte sigue siendo un símbolo de alegría, competencia y orgullo nacional, capaz de reunir a millones de personas en torno a un mismo sentimiento, y promete seguir marcando generaciones por venir.


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