Desde hace varios días, la central nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa, se encuentra en el centro de un conflicto bélico que pone en riesgo su integridad y la seguridad de la población local
El Ejército ucraniano ha llevado a cabo ataques con artillería contra las instalaciones de esta planta, que está bajo control ruso desde 2022.
Rusia ha denunciado que estos bombardeos, que han ocurrido durante al menos dos días consecutivos, provocaron incendios en zonas cercanas a la planta, incluyendo áreas de infraestructura hidráulica, aunque sin reportar víctimas ni daños graves a las instalaciones nucleares.
La situación es especialmente delicada debido a que los bomberos que intentan controlar los incendios han debido enfrentar ataques con drones, lo que agrava la peligrosidad del entorno.
Los ataques han aumentado en intensidad durante el último mes, causando también pérdidas humanas entre los civiles, como la muerte de tres residentes de la localidad cercana de Energodar.
Rosatom, la entidad rusa encargada de la planta, ha alertado sobre la amenaza que representan estos bombardeos continuos para la seguridad física de la central, advirtiendo que podrían desencadenar graves consecuencias.
El gobernador prorruso de la región, Yevgueni Balitski, ha culpado al Ejército ucraniano por los incendios y los ataques recientes, mientras que Ucrania acusa a Rusia de usar la planta como escudo mientras realiza disparos hacia zonas civiles
La crisis ha sido objeto de atención internacional, con la Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA) expresando preocupación por los constantes disparos y explosiones cercanas, y reiterando la necesidad de mantener la zona libre de hostilidades para evitar un desastre nuclear.
Ambos bandos se culpan mutuamente de los ataques y daños en la planta, que opera con reactores en diferentes estados de apagado desde un conflicto previo.
Ucrania ha pedido la creación de una zona desmilitarizada y la retirada de las fuerzas rusas para evitar una catástrofe que podría tener efectos de gran alcance.
La planta depende de una única línea eléctrica externa para mantener funciones de seguridad esenciales, y cualquier daño severo podría complicar aún más su operación segura