A pesar de los avances en acceso a la información, muchos jóvenes inician
su vida sexual entre los 14 y 15 años sin contar con la orientación adecuada,
En pleno siglo XXI, la falta de una educación sexual integral continúa representando un problema serio, especialmente entre adolescentes. A pesar de los avances en acceso a la información, muchos jóvenes inician su vida sexual entre los 14 y 15 años sin contar con la orientación adecuada, lo que los expone a riesgos físicos, emocionales y sociales.
La ausencia de programas efectivos de educación sexual en escuelas y hogares ha contribuido al aumento de embarazos no deseados en adolescentes, con un incremento registrado del 30%. Esta situación no solo impacta la salud y el bienestar de las y los jóvenes, sino que también limita sus oportunidades de desarrollo personal y profesional.
NO DEBE VERSE COMO UN TABÚ
La educación sexual no debe ser vista como un tema tabú, sino como una herramienta fundamental para formar personas informadas, responsables y capaces de tomar decisiones conscientes sobre su cuerpo y su vida. Abordarla desde una perspectiva científica, con enfoque en derechos humanos y salud pública, es clave para prevenir embarazos no planificados, infecciones de transmisión sexual y situaciones de violencia o abuso.
Promover una educación sexual adecuada, temprana y basada en valores, es una responsabilidad compartida entre autoridades, instituciones educativas, familias y sociedad en general. Solo así se podrá garantizar una juventud más segura, informada y empoderada.