Precios ocultos en conciertos: práctica común, pero ¿ilegal?
Con el reciente anuncio del regreso de Super Junior a la Ciudad de México, el entusiasmo no tardó en desbordarse. Se revelaron fecha, recinto y hora? pero los precios, como ya es costumbre, brillaron por su ausencia
Esto detonó una oleada de inconformidad en redes sociales. Bajo hashtags como #SinPreciosNoCompramos y #OcesaAnunciaPreciosSJ10, miles de fans comenzaron a exigir que Ocesa -la promotora detrás del evento- publique los costos antes del día de venta.
El movimiento se hizo tendencia en X (antes Twitter), acumulando más de 180 mil publicaciones en cuestión de días.
Y más allá de si eres o no parte del fandom, esta conversación deja en el aire una pregunta incómoda pero urgente:
¿Por qué en México se ha normalizado vender boletos sin decir el precio desde el inicio?
Conciertos como los de Taylor Swift, Lady Gaga o festivales como Corona Capital han replicado este mismo esquema: anuncian el evento, emocionan al público... pero mantienen los precios ocultos hasta el último segundo.
Lo que parece una omisión inocente es en realidad una estrategia. Se le conoce como "precios ocultos", una práctica común en la industria del entretenimiento que busca maximizar ganancias provocando decisiones apresuradas y poco informadas.
La urgencia como anzuelo
El truco está en generar urgencia. Al no conocer el precio hasta el día de la venta, los fans hacen fila -virtual o física- sin saber cuánto van a pagar. Pero como saben que hay más personas esperando, sienten presión:
"Compra ya... o te quedas sin boleto."
Esto provoca que muchas personas compren sin evaluar el impacto real en su bolsillo. Y una vez iniciada la compra, los precios se inflan: cargos por servicio, procesamiento, paquetes VIP... todo aparece en el último paso.
Y como ya invertiste tiempo, emoción y esperanza, pagas de todos modos, aunque el precio se haya disparado
Esta táctica no es exclusiva de la música. También aparece en aerolíneas, hoteles o plataformas de streaming. En todos los casos, el resultado es el mismo: decisiones tomadas con prisa, sin información completa ni contexto
Cuando una promotora anuncia un concierto y se guarda los precios "para después", no solo está jugando con la emoción de los fans....También podría estar violando la Ley Federal de Protección al Consumidor (LFPC).
- Artículo 7: el derecho a saber desde el principio
Este artículo dice que todos los proveedores deben informar con claridad las condiciones de lo que venden.
Y eso incluye los precios. Desde el principio.
Anunciar fecha, recinto y hora, pero ocultar el costo, es una violación directa al deber de informar de forma completa.
Eso de "los precios se revelarán más adelante" no solo es mala práctica:
Es ilegal.
- Artículo 7 Bis: precios totales, sin trampas
Este artículo va más allá: obliga a que se informe el monto total a pagar, incluyendo impuestos, comisiones y cargos extra, de forma clara y visible.
Cuando los precios no se dan desde el inicio y se suman cargos ocultos al final, se incurre en una doble falta:
Por omisión y por falta de claridad
- Artículo 32: cuidado con la publicidad engañosa
Aquí se pone serio el asunto. Este artículo prohíbe cualquier anuncio que pueda inducir al error o engaño.
No revelar precios puede considerarse una forma de manipulación, especialmente si se combina con frases como "últimos boletos" o "venta limitada".
Todo esto sin que el consumidor haya tenido oportunidad de comparar, pensar y decidir con calma
- La emoción no debería costarnos transparencia
La emoción de ver a tu artista favorito no debería venir con incertidumbre ni con trampas legales disfrazadas de marketing.
Porque sí, queremos cantar, gritar y vivir el concierto? pero no a ciegas.
Exigir precios claros no mata la emoción: la protege.
Los consumidores que se sientan afectados por precios ocultos pueden presentar una queja ante PROFECO, llamando al Teléfono del Consumidor: 55 5568 8722 o directamente en sus oficinas
