La opositora venezolana María Corina Machado, es la ganadora del Premio Nobel de la Paz 2025.
El galardón la reconoce "por su incansable labor en la promoción de los derechos democráticos para el pueblo de Venezuela y por su lucha por lograr una transición justa y pacífica de la dictadura a la democracia".
María Corina Machado había ayudó a "mantener encendida la llama de la democracia frente a una oscuridad creciente", aseguró el Comité Noruego del Nobel.
Este reconocimiento sitúa a Machado como una figura central del debate político latinoamericano, aunque su historia y su papel también generan tensiones y cuestionamientos. A continuación, un recorrido por su trayectoria, su actualidad y los desafíos que enfrenta.
De orígenes privilegiados a activismo político
María Corina Machado nació en Caracas el 7 de octubre de 1967. Se formó como ingeniera industrial, y también cursó estudios financieros.
Durante años, su familia estuvo vinculada al sector privado, un trasfondo que ha sido objeto de críticas y denuncias por parte de sus adversarios políticos.
Fue en el ámbito del activismo cívico donde empezó a movilizarse públicamente: en 2002 cofundó Súmate, una organización dedicada al monitoreo electoral y a fomentar la cultura democrática ante irregularidades electorales.
A lo largo de los años, se convirtió en una voz crítica del chavismo y luego del régimen de Nicolás Maduro, denunciando abusos institucionales, restricción de derechos y deterioro económico en Venezuela.
En 2010 fue elegida diputada de la Asamblea Nacional, con un apoyo notable que marcó su llegada formal al escenario legislativo.
Sin embargo, su paso por el poder fue severamente limitado por los mecanismos de control del régimen venezolano.
Obstáculos y resistencia
El ascenso de Machado en el ámbito opositor chocó reiteradamente con barreras institucionales. En 2012 aspiró a postularse por la oposición, pero su participación fue bloqueada.
En años posteriores sufrió sanciones políticas: fue despojada de sus derechos políticos y denunciada por "conspiración" en distintos momentos.
En 2023 ganó a amplia mayoría la primaria opositora, pero fue inhabilitada por organismos del Estado para participar en las elecciones presidenciales de 2024.
Ante ese bloqueo, apoyó simbólicamente la candidatura de Edmundo González, quien fue presentado como su reemplazo.
La oposición afilió grandes esperanzas a ese proceso electoral, pero el resultado fue polémico: el oficialismo declaró ganador a Nicolás Maduro y se negó a reconocer un conteo alternativo que la oposición defendía.
Tras los comicios, Machado se vio obligada a resguardarse: vivió períodos de clandestinidad al enfrentar amenazas, detenciones ocasionales y una fuerte persecución política.
En enero de 2025, apareció brevemente en una protesta antes de la toma de posesión de Maduro, fue detenida, y luego puesta en libertad bajo condiciones.
Aunque el régimen ha consolidado mecanismos de control, la persistencia de Machado ha servido de símbolo para quienes reclaman normas electorales justas, libertad y derechos civiles.
El Nobel de la Paz 2025: significado y reacciones
El anuncio del Premio Nobel de la Paz cayó como un cimbronazo en la escena internacional. El Comité Noruego justificó su decisión valorando su papel en catalizar y unificar a una oposición fragmentada, así como su apuesta por métodos pacíficos en medio de una crisis profunda.
En la llamada que le hizo Kristian Berg Harpviken, secretario del Comité Nobel, Machado expresó emoción, agradecimiento y la idea de que el premio no es solamente para ella, sino para "un movimiento entero" y para el pueblo venezolano.
En sus redes, dedicó el galardón "al pueblo que sufre en Venezuela" y, de modo polémico, agradeció también el respaldo del presidente estadounidense Donald Trump, aludiendo a su apoyo público hacia la causa opositora venezolana.
Este vínculo simbólico con Trump ha abierto debates. Algunos críticos señalan que su cercanía a liderazgos de derecha puede erosionar su legitimidad entre ciertos sectores de izquierda y entre quienes rechazan la injerencia internacional.
Desde el plano geopolítico, el Nobel a Machado podría reactivar la presión internacional sobre el régimen venezolano y marcar un punto simbólico de respaldo a las fuerzas democráticas latinoamericanas. Pero también podría avivar tensiones diplomáticas entre el chavismo, aliados regionales y entidades que apoyan el reconocimiento del premio como un gesto político.
Desafíos inmediatos: entre la expectativa y la realidad
El hecho de que Machado reciba este prestigioso galardón no garantiza que se produzcan cambios inmediatos en la estructura del poder en Venezuela. La respuesta efectiva dependerá de múltiples factores:
Capacidad de movilización interna: lograr mantener la cohesión de la oposición en un contexto hostil.
Además, el escenario electoral venezolano sigue siendo desigual: mecanismos institucionales del poder (Tribunales, organismos electorales, fuerzas militares) están controlados en gran medida por el chavismo, dificultando cualquier aspiración de alternancia bajo condiciones mínimas de igualdad.