Reciclaje en México: desafíos que frenan su eficacia
Ecología

Reciclaje en México: desafíos que frenan su eficacia

Por: Fernanda Rivera
CDMX
Fecha: 20-08-2025

Cada día, en México, se generan más de 120 mil toneladas de basura.


Imagina miles de camiones llenos de residuos recorriendo calles, entrando a rellenos sanitarios y tiraderos. Aunque la mayoría de esta basura se recolecta, todavía queda una parte que se pierde en la informalidad, contaminando ríos, suelos y hasta el aire que respiramos.


La pregunta es simple: ¿Cómo hacemos que lo que desechamos tenga un destino más limpio y útil?


Separar y clasificar los residuos puede parecer un pequeño gesto, pero tiene un impacto enorme. Si mezclamos todo, lo que podría reciclarse termina en la basura y con ello, recursos que podrían reutilizarse se pierden para siempre.


PET, el héroe del reciclaje: con una historia que contar




En medio de esta montaña de desechos, hay un material que brilla: el PET.


México se ha posicionado como líder en América en su reciclaje, según Ecoce. De las 860 mil toneladas que se consumen al año, en 2024 se recuperaron 578 mil toneladas, es decir, el 64%.


Este logro no es magia: es el esfuerzo conjunto de acopiadores, pepenadores, familias que separan sus residuos, centros de acopio, plantas recicladoras y la industria de alimentos y bebidas.




Las 27 grandes plantas que operan en México, con una inversión de más de 700 millones de dólares, tienen la capacidad de reciclar casi toda la demanda nacional.


¿Qué pasa con el PET recuperado? El 67% vuelve a ser envases, el 18% se transforma en láminas plásticas, el 10% se convierte en fibras textiles y el 4% se reutiliza en empaques flexibles. Solo una pequeña parte, el 11%, se exporta fuera del país.


Esto demuestra que, cuando hay organización, los residuos pueden tener una segunda vida útil.




Pero no todo es color de rosa. Greenpeace México alerta que el reciclaje por sí solo no resolverá la crisis del plástico. Menos del 35% del PET producido actualmente se recicla; el resto termina en rellenos, se quema o contamina mares y ríos.


Esto refleja un sistema que aún depende del "consumir y desechar" y coloca la responsabilidad sobre los consumidores, mientras las empresas productoras quedan al margen.


La verdadera solución implica cambios profundos: sistemas de canje de envases, retornabilidad, nuevas formas de venta y distribución, y asumir que el plástico tiene un costo real y una responsabilidad directa que deben asumir las empresas.


La informalidad: el gran obstáculo invisible




Aunque México cuenta con directorios de centros de acopio y guías de clasificación de residuos, la falta de un sistema sólido sigue siendo un obstáculo.


De acuerdo con información de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), muchos desechos nunca se separan correctamente en los hogares, y los que podrían reciclarse no llegan a los centros de acopio.


Separar residuos orgánicos e inorgánicos puede parecer sencillo, pero aún no es un hábito generalizado.


La valorización es el proceso de aprovechar los materiales que desechamos antes de que se conviertan en basura, dándoles un nuevo uso útil. Sin embargo, en México esto todavía se aplica de manera limitada. Cada día se generan 120 mil toneladas de residuos: más de 38 mil podrían reciclarse o transformarse en energía, más de 56 mil toneladas de desechos orgánicos podrían convertirse en compost o biogás, y solo unas 27 mil toneladas no se podrían aprovechar de ninguna forma.


El modelo de responsabilidad compartida, promovido por SEMARNAT, propone que la industria invierta en infraestructura, que los ciudadanos adopten hábitos responsables y que los gobiernos gestionen sistemas de limpieza efectivos. La combinación de estos tres elementos se perfila como clave para mejorar la gestión de residuos en México.


Las 3R que pueden cambiarlo todo




Reducir, reutilizar y reciclar. Tres letras que parecen simples, pero que pueden transformar nuestra vida y el planeta.


Reducir significa consumir solo lo necesario y preferir productos locales o con menos empaque. Reutilizar es dar una segunda vida a los objetos antes de tirarlos, y reciclar es transformar los residuos en nueva materia prima.


Los beneficios de estas acciones son visibles: disminuyen la contaminación, mejoran la calidad del aire y del suelo, reducen gases de efecto invernadero, y hasta pueden generar oportunidades económicas y negocios locales. Además, promueven una cultura de responsabilidad que todos podemos adoptar.




La contaminación plástica ya no es un problema lejano. Cada año, más de 8 millones de toneladas de plástico llegan a los océanos, matando más de 100 mil mamíferos y un millón de aves. Incluso las aguas que bebemos pueden contener microfibras plásticas; un estudio encontró que el 93% de las aguas embotelladas tienen partículas de plástico, según Greenpeace México.


Activar el potencial de reciclaje requiere un cambio en nuestros hábitos diarios. Herramientas como la guía didáctica "Limpiando nuestro territorio" de SEMARNAT pueden ayudarnos a entender cómo clasificar y entregar nuestros residuos.




La educación y la acción cotidiana son claves para que cada botella o envase tenga un destino útil y no termine contaminando el entorno.


México ha demostrado que puede avanzar en reciclaje, como en el caso del PET, pero los desafíos persisten: informalidad, falta de cultura ambiental y responsabilidad de las empresas productoras.


El futuro del manejo de residuos depende de un esfuerzo colectivo que vaya más allá del reciclaje y promueva un cambio real en toda la cadena de consumo y gestión de residuos.


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