Restos prehistóricos que cambiaron lo que sabemos del inframundo
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Restos prehistóricos que cambiaron lo que sabemos del inframundo


Los cenotes del sureste mexicano suelen verse hoy como paisajes espectaculares, pero para los antiguos mayas fueron algo más profundo: puertas hacia el inframundo



De acuerdo con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), estas cuevas secas, inundadas o semisumergidas formaron parte de una tradición funeraria que comenzó miles de años antes de que existiera la civilización maya tal como la conocemos.


La arqueóloga subacuática del Centro INAH Quintana Roo, Carmen Rojas Sandoval, explicó recientemente -en el Seminario de Antropología y Ciencias Aplicadas de la UNAM- que los cenotes no solo fueron depósitos rituales, sino escenarios elegidos para despedir a los muertos.


Los hallazgos de los últimos años permiten trazar una continuidad sorprendente: desde pobladores prehistóricos hasta el periodo Clásico maya (250?900 d.C.), los cuerpos fueron colocados en estos espacios sagrados como parte de una concepción profunda del tránsito al Xibalbá.



Entre los descubrimientos más relevantes mencionados por el INAH están Naharon, Las Palmas, Muknal, Chan Hol 1, Chan Hol 2 e Ixchel, donde se han encontrado esqueletos de más de 10,000 años. Cada caso aporta pistas sobre cómo los primeros habitantes seleccionaban cuidadosamente el sitio final para sus muertos



Historias que emergen del fondo

Uno de los ejemplos más citados por el INAH es la Señora de Las Palmas, una mujer que vivió hace unos 12,000 años cerca de lo que hoy es Tulum.


Sus restos, recuperados con gran nivel de conservación, muestran que su cuerpo fue colocado junto a formaciones como estalagmitas y estalactitas, posiblemente con un sentido simbólico. En muchos casos, indica Rojas Sandoval, los cuerpos eran envueltos en pieles antes de ser depositados.



Otro caso emblemático es el Abuelito de Muknal, cuyos restos fueron trasladados desde la superficie hasta una cámara profunda cubierta de carbón. Según la especialista, este tipo de tratamientos marca los orígenes más remotos de las prácticas funerarias mayas



Un pensamiento que nunca se fue

El Proyecto Arqueología del Holoceno de Quintana Roo, dirigido por Rojas Sandoval dentro del INAH, busca comprender cómo estas prácticas funerarias se transformaron con el tiempo hasta integrarse plenamente a la cosmovisión maya.


Y aunque los rituales cambiaron, una idea sigue vigente: la muerte como un viaje hacia abajo.



En maya yucateco, recuerda el INAH, aún se usan expresiones que en español significan "entró al agua" o "inició su camino" cuando alguien fallece. Una prueba de que, miles de años después, la relación entre cenotes y muerte sigue viva en el imaginario de la región


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