La oferta de libros en el mundo es amplia: géneros como terror, romance, suspenso e histórico conviven en cualquier librería física o digital. Pero detrás de cada historia -de cada trama que nos atrapa- hay una persona que decidió sentarse a escribir y darle forma a un mundo propio
En México, autores como Juan Rulfo con Pedro Páramo, Laura Esquivel con Como Agua para Chocolate y Ángeles Mastretta con Arráncame la Vida tuvieron la oportunidad de que una editorial adquiriera los derechos de sus obras. Gracias a ello, sus libros alcanzaron una proyección internacional y fueron adaptados al cine y la televisión, logrando mantenerse vigentes incluso en las plataformas digitales actuales.
Sin embargo, no todos los escritores recorren ese camino. A diferencia de los títulos respaldados por grandes casas editoriales, existen obras creadas y distribuidas por autores independientes que controlan cada etapa del proceso: la escritura, el diseño, la edición y la distribución.

Su trabajo avanza sin contratos ni intermediarios, lo que les otorga una libertad creativa única, pero también los enfrenta a desafíos financieros, logísticos y emocionales
Para comprender desde la experiencia qué implica ser un autor independiente, tuvimos la oportunidad de entrevistar a Ian Nieto, originario de Orizaba, Veracruz, a quien descubrimos en la plataforma X mientras buscaba formas de dar a conocer su trabajo.
Nieto es autor de Leyendas Mexicanas, Roswell, Acuario, Paranoia, Espartaco y su título más reciente, México, Lindo y Perdido, disponibles en Amazon y también de manera personal en Orizaba. En la conversación nos compartió varios aspectos que pueden resultar útiles para cualquiera que quiera comenzar a escribir o explorar el mundo de la autopublicación.

Si alguna vez has considerado publicar tu propio libro sin el respaldo de una editorial, o simplemente te interesa conocer más sobre esta alternativa literaria, esta nota es para ti
Cuando una historia empieza a tomar forma
El proceso creativo para escribir no es igual para todos. Hay quienes necesitan rutinas rígidas y otros prefieren dejar que la imaginación marque el ritmo. En el caso de Ian, la escritura empieza mucho antes de sentarse a teclear: se gesta en la mente.
Ian deja que las ideas se asienten y se organicen solas antes de escribirlas.
Después estructura, combina herramientas como PowerPoint o Excel y construye rutas: del escenario A al B, o incluso al Z. "Es prueba y error, y así descubres tu estilo", dice.

Su forma de trabajar se aleja del mito romántico del escritor iluminado por la musa. Para él, las historias se afinan con tiempo, atención y paciencia
El bloqueo y la constancia
Uno de los obstáculos más comunes al escribir es el bloqueo creativo. Esa sensación de querer avanzar y no poder hacerlo. Ian lo asocia, sobre todo, a la falta de constancia. En su experiencia, muchos escritores dependen demasiado de la inspiración.
Él, en cambio, insiste en la disciplina: "No basta con tener solamente motivación, tienes que levantarte y escribir, aunque sea una página al día".
Su consejo es claro y directo: escribir aun cuando cueste, aun cuando la página intimide. De hecho, subraya que gran parte del bloqueo aparece cuando una idea se deja reposar demasiado. Si no se trabaja, se enfría.

Por eso advierte: "Muchos escritores le temen a la hoja en blanco... no le tengan miedo. Escriban, algo tiene que salir. Confíen en ustedes"
La sombra del impostor
La duda es una compañera persistente para casi cualquier creador. En el caso de Ian, no aparece mientras escribe, sino cuando el libro ya está disponible para el público.
Justo en ese punto -cuando la obra deja de ser solo suya- surgen preguntas que pueden minar la confianza: ¿Y si fallé en algo? ¿Y si no les gusta?
Es el llamado síndrome del impostor, esa sensación de no estar a la altura aunque el trabajo haya sido honesto y disciplinado.
La forma de enfrentarlo, dice, es confiar en el proceso que ya se hizo.

"El público real lo va a leer, pero hay que confiar en que todo salió bien"
El costo de autopublicar
Autopublicar implica tomar decisiones que normalmente recaen en editoriales: desde la portada hasta la impresión, desde la corrección de estilo hasta la distribución. Es libertad, sí, pero también es carga. Y para quienes empiezan, el primer choque es económico.
Según Ian, una inversión inicial entre 10 y 15 mil pesos puede servir como base para un proyecto independiente.
Ese presupuesto rinde más cuando el propio autor asume tareas técnicas, algo que él ha hecho constantemente. "Si tú como autor haces la portada, la maquetación y la corrección, te ahorras un buen dinero".

Las plataformas de autopublicación, como Amazon, facilitan imprimir desde un solo libro hasta cientos, mientras que muchas editoriales piden un tiraje mínimo de 200 ejemplares
Para Ian, esta flexibilidad ha sido clave. Produce más copias en temporadas de ferias, presentaciones o eventos culturales, y en otros momentos simplemente espera a que la demanda se reactive.
En su camino, también ha tocado puertas editoriales. Pero muchas veces encontró empresas interesadas en venderle servicios, no en apostar por su obra.
Una incluso le pidió una inversión inicial de 60 mil pesos. La respuesta de Ian fue contundente: "Preferí mantener el control".
La IA como aliada...con límites claros
El avance de la inteligencia artificial ha abierto un debate inevitable en los espacios creativos: ¿hasta qué punto ayuda y en qué momento desplaza al propio autor? Para Ian Nieto, la respuesta está en el equilibrio.
Ha conocido colegas que la usan para corregir textos, revisar estilo o incluso diseñar portadas cuando no hay presupuesto para contratar a un ilustrador. Y reconoce que estas herramientas pueden hacer más ligero el proceso de escritura, sobre todo para quienes empiezan y todavía no dominan la edición.
Pero también traza una frontera muy precisa. La IA puede acompañar, pero no reemplazar.

"Cuando se genera contenido completo con la IA, ya no es el autor; es la máquina. Como herramienta sí, como generador no."
Un camino que exige convicción
Ser autor independiente es lanzarse a un viaje donde el oficio literario se mezcla con la edición, la administración, el diseño y la promoción.
Es crear sin garantías, pero también sin permisos. Escribir porque se cree en una historia y asumir que, aunque el proceso sea solitario, pertenece al autor por completo.

En tiempos donde cualquiera puede publicar, lo que marca la diferencia no es solo el talento, sino la voluntad de sostener la escritura día tras día