En México, el 74.5% de la población padece obesidad o sobrepeso, una situación que preocupa a especialistas debido al costo económico que representa.
Se estima que, para el año 2060, el gasto combinado entre gobierno y sector privado para combatir esta enfermedad alcanzará el 10% del Producto Interno Bruto (PIB).
Actualmente, el país destina alrededor del 5.5% del PIB para atender esta problemática. De ese porcentaje, el 2.9% corresponde a recursos públicos, mientras que el 2.6% proviene del gasto privado de las familias y personas que buscan atención médica o tratamientos relacionados con la obesidad.
Si esta tendencia continúa, para el 2060 el costo económico per cápita que deberán asumir los gobiernos podría llegar a los 884 dólares por persona. Esto equivale a una presión cada vez mayor sobre el sistema de salud y las finanzas públicas, además de un impacto directo en el bolsillo de la población.
Los expertos advierten que la obesidad no es únicamente un problema estético, sino una enfermedad crónica y progresiva que afecta la calidad de vida. La Organización Mundial de la Salud (OMS) la define como una acumulación excesiva y anormal de grasa que perjudica la salud y que, pese a los esfuerzos individuales, suele ser difícil de revertir sin un tratamiento adecuado.
A nivel mundial, la obesidad está relacionada con más de 200 enfermedades, entre ellas las cardiovasculares, la infertilidad, el asma, la ansiedad, la demencia y varios tipos de cáncer. Este conjunto de padecimientos provoca la muerte prematura de cerca de cinco millones de personas cada año.
En México, el estigma asociado a esta enfermedad sigue siendo una barrera importante. Tan solo el 54% de las personas con obesidad llega a hablar del tema con un profesional de la salud, lo que dificulta un diagnóstico temprano y una atención adecuada. Este prejuicio también se refleja dentro del sector médico, donde muchas veces se asume que la obesidad es solo cuestión de voluntad o disciplina.
De no atenderse con estrategias integrales que combinen la prevención, la atención médica temprana y la eliminación de estigmas, la obesidad seguirá siendo no solo un problema de salud pública, sino también una amenaza para la economía y el desarrollo del país en las próximas décadas.