Tiroteo en NY: Su objetivo eran las oficinas de NFL

El autor del tiroteo que ocurrió el lunes 28 de julio en el centro de Manhattan tenía como objetivo principal las oficinas de la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL), informó este martes el alcalde de Nueva York, Eric Adams, durante entrevistas con medios nacionales.

El ataque dejó un saldo de cuatro personas muertas, incluido un agente de policía, y un herido grave.

Según las autoridades, el atacante, identificado como Shane Tamura, de 27 años, había sido jugador de fútbol americano en su etapa escolar, aunque nunca llegó a niveles profesionales.

En una nota encontrada por los investigadores, Tamura mencionó que creía sufrir de encefalopatía traumática crónica (ETC), una enfermedad cerebral relacionada con golpes repetidos en la cabeza, común en deportes de contacto como el fútbol americano.

De acuerdo con la investigación preliminar, Tamura viajó desde Las Vegas hasta Nueva York y estacionó su vehículo frente a un edificio de 44 pisos en Park Avenue, donde se encuentran las oficinas de la NFL. Sin embargo, el atacante se equivocó de elevador y llegó al piso de la empresa inmobiliaria Rudin Management, donde abrió fuego y causó más muertes.

El ataque comenzó alrededor de las 18:20 horas (tiempo local), cuando Tamura ingresó al edificio con un arma larga y disparó en el lobby, matando a un oficial de policía de 36 años. Luego disparó contra una mujer y un guardia de seguridad, antes de subir al piso 33, donde continuó con el tiroteo.

Finalmente, el atacante se suicidó con un disparo en el pecho, según informó la comisionada de Policía, Jessica S. Tisch.

Un empleado de la NFL resultó gravemente herido durante el ataque y permanece hospitalizado, aunque en condición estable. El comisionado de la liga, Roger Goodell, envió un mensaje al personal indicando que la sede permanecerá cerrada mientras las autoridades investigan el caso. Además, la NFL reforzó la seguridad del edificio y puso a disposición terapeutas para atender a los trabajadores.

El tiroteo ocurrió en un rascacielos que también alberga las sedes de empresas como Blackstone y KPMG, entre otras. El hecho ha generado conmoción en la ciudad y reabierto el debate sobre la salud mental y la violencia armada en Estados Unidos.

Este caso se suma a una preocupante estadística: según el Gun Violence Archive, se trata del tiroteo masivo número 254 en Estados Unidos en lo que va del año. El organismo considera tiroteo masivo aquel en el que mueren al menos cuatro personas, sin contar al agresor.