El gobernador de Florida, Ron DeSantis, anunció este jueves que una prisión estatal abandonada en el norte del estado será convertida en un nuevo centro de detención para migrantes, al que denominó Depósito de deportación.
Este anuncio se da poco más de un mes después de la apertura de Alligator Alcatraz, el primer centro de este tipo en la región sur.
DeSantis explicó que el nuevo recinto funcionará como un centro de procesamiento y deportación de migrantes que se encuentran de manera ilegal en el país. El lugar, situado a unos 70 kilómetros al oeste de Jacksonville, tendrá capacidad para albergar a más de 1,300 personas y se prevé que comience a operar en las próximas semanas.
El gobernador señaló que no se apresurarán a abrirlo de inmediato, pero aseguró que estará operativo pronto. Esta instalación será el segundo centro de detención específico para migrantes en Florida, tras la inauguración de Alligator Alcatraz a principios de julio, evento que contó con la presencia del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Alligator Alcatraz tiene capacidad para 3,000 migrantes y, según DeSantis, desde su apertura se había contemplado la construcción de un segundo centro en caso de acercarse al límite de ocupación. Aunque no confirmó si el primero ya alcanzó su capacidad máxima, afirmó que ahora es necesario contar con más espacio para estas detenciones.
En un inicio, las autoridades consideraron instalar el nuevo centro en la Base Blanding de la Guardia Nacional, pero finalmente optaron por utilizar la prisión abandonada, ya que cumplía mejor con las condiciones requeridas para su funcionamiento.
Florida se ha posicionado como uno de los principales aliados de Donald Trump en temas de política migratoria. De hecho, es el único estado que obliga a todas las agencias locales de Policía a colaborar con el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) para detener a migrantes indocumentados.
Con esta medida, el estado busca ampliar su capacidad de detención y reforzar las acciones coordinadas con el gobierno federal en materia de control migratorio, una estrategia que ha sido defendida por DeSantis como parte de su compromiso de endurecer las leyes de inmigración en Florida.