Este lunes 13 de octubre, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, pidió ante el Parlamento israelí un indulto para el primer ministro Benjamin Netanyahu, quien enfrenta procesos judiciales en tres casos distintos por corrupción.
En uno de los casos, Netanyahu y su esposa están acusados de recibir más de 260 mil dólares en bienes de lujo, como cigarros, joyería y champán, de parte de multimillonarios a cambio de favores políticos. Trump bromeó al respecto ante los parlamentarios: "Cigarros y champán, ¿a quién le preocupa eso?".
Dirigiéndose al presidente israelí Isaac Herzog, Trump agregó: "Tengo una idea, señor presidente, ¿por qué no le da un indulto?". En tono informal, señaló a Netanyahu y dijo: "Por cierto, eso no estaba en el discurso, como probablemente imaginan. Simplemente, resulta que me gusta este caballero que está allí".
Netanyahu ha negado de manera reiterada cualquier acto indebido en los tres casos que se le imputan, y sus seguidores sostienen que los procesos tienen motivaciones políticas. Además del escándalo de los regalos, se le acusa de haber negociado una cobertura más favorable de dos medios israelíes en los otros casos.
Durante su mandato actual, iniciado a finales de 2022, Netanyahu ha promovido reformas judiciales que, según sus críticos, buscan debilitar el poder de los tribunales. Estas reformas generaron un fuerte rechazo social y desencadenaron protestas masivas en distintas ciudades del país.
El clima de tensión interna coincidió con la escalada del conflicto en la Franja de Gaza, tras el ataque del grupo Hamás del 7 de octubre de 2023, que provocó una guerra en la región y marcó un periodo crítico en su gobierno.
Expertos internacionales señalan que la intervención pública de Trump podría tensar aún más la política israelí, al involucrar directamente a un líder extranjero en un tema judicial sensible. Sin embargo, para los seguidores de Netanyahu, el respaldo de Trump es visto como un gesto de apoyo significativo en un momento delicado.
Mientras tanto, la opinión pública en Israel sigue dividida entre quienes consideran que Netanyahu debería enfrentar la justicia y quienes respaldan su gestión y rechazan los procesos en su contra, manteniendo la polémica sobre su futuro político y legal abierta.