Una calle convertida en un campo de batalla de baches y hoyos mantiene en vilo a los vecinos de la colonia Luis Echeverría, quienes han tenido que tomar la seguridad vial en sus propias manos ante la indiferencia municipal. La calle Josefa Ortiz de Domínguez se ha transformado en un peligroso obstáculo para conductores y peatones, y la única respuesta de las autoridades, hasta ahora, ha sido el silencio.
El deterioro de la vialidad es evidente y avanza sin control. La calle presenta numerosos y profundos baches que no solo dificultan el tránsito, sino que representan un riesgo constante de daños vehiculares y accidentes, especialmente para motociclistas y ciclistas que deben esquivar los cráteres en el asfalto. Los vecinos denuncian que este abandono ha persistido por meses, sin que ninguna cuadrilla de mantenimiento urbano se haya presentado a atender el problema.
Ante la falta absoluta de respuesta por parte del Ayuntamiento, los propios habitantes se vieron forzados a improvisar una solución desesperada. Han colocado costales rellenos de arena en los baches más pronunciados, en un intento por marcar los peligros y mitigar, de manera precaria, el riesgo de un accidente mayor. Esta medida, sin embargo, es solo un paliativo temporal e inseguro que no repara el daño estructural de la calle.
La situación evidencia una falla en la responsabilidad básica de la administración municipal. Los vecinos y usuarios de la calle exigen una intervención urgente para realizar trabajos de bacheo profundo o, idealmente, un repavimentado completo de la vialidad, que restaure la seguridad y la fluidez en una arteria que es de uso cotidiano para decenas de familias.
Este caso en la colonia Luis Echeverría no es aislado; refleja un patrón de abandono en el mantenimiento de calles secundarias en la ciudad. La protesta silenciosa de los costales de arena es un grito de auxilio ciudadano que clama por una autoridad que cumpla con su obligación elemental: garantizar que las calles sean transitables y seguras para todos.