La ciudad de Oaxaca vive una transformación profunda que ha modificado su estructura social, económica y urbana. El auge del turismo ha convertido barrios tradicionales en espacios pensados casi exclusivamente para el visitante, antiguas casas familiares ahora funcionan como hospedajes temporales, los negocios locales han sido desplazados por cafeterías, restaurantes gourmet y galerías de arte, y la vida cotidiana gira cada vez más en torno al turismo.
Este fenómeno, conocido como gentrificación turística, ha abierto un debate entre quienes la perciben como motor de desarrollo y quienes la acusan de exclusión y desplazamiento de los habitantes originarios.
Un estudio reciente del Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública (CESOP) del Congreso local, titulado Gentrificación Turística, advierte que varios municipios de Oaxaca han priorizado el crecimiento económico basado en el turismo sobre las necesidades y valores comunitarios.
El informe señala que, aunque esta estrategia ha traído consigo inversión privada, mejoramiento urbano y aumento de la plusvalía inmobiliaria, también ha generado efectos negativos: expulsión de residentes, incremento en los precios de servicios básicos y condiciones laborales precarias en el sector informal, donde se concentra buena parte del empleo turístico.
La reconfiguración urbana ha producido beneficios visibles como mayor recaudación fiscal, revitalización de espacios públicos y creación de empleos. No obstante, el documento subraya que estas mejoras no siempre benefician directamente a los habitantes locales.
Muchos de ellos se ven obligados a abandonar sus barrios ante el alza en los costos de vida, especialmente en zonas con alta demanda turística, donde los precios de renta o compra de vivienda se disparan.
Datos del INEGI muestran que en Oaxaca residen actualmente más de 22 mil 659 personas extranjeras, una cifra que se ha cuadruplicado desde el año 2000. Este crecimiento ha impactado fuertemente el mercado inmobiliario. Un factor clave ha sido el uso de plataformas como Airbnb, que concentra más de 8 mil 400 alojamientos activos en la entidad. Esta aplicación ha transformado el modelo tradicional de hospedaje y ha elevado los niveles de demanda, lo que influye directamente en la escasez y encarecimiento de la vivienda para la población oaxaqueña.