¿Qué son los Pueblos Mágicos y por qué importan?
Turismo

¿Qué son los Pueblos Mágicos y por qué importan?

Por: Fernanda Rivera
CDMX
Fecha: 08-07-2025

En México, los Pueblos Mágicos no son simples destinos turísticos; son lugares en donde la historia, las leyendas, la arquitectura y las tradiciones conviven en la vida cotidiana.


Se trata de comunidades que han sabido conservar su esencia y que, a través de sus calles, sabores y costumbres, ofrecen una experiencia diferente a quienes las visitan. La riqueza simbólica y cultural que poseen les ha valido el reconocimiento oficial del Gobierno de México como guardianes del patrimonio nacional.




Desde el año 2001, la Secretaría de Turismo (SECTUR) puso en marcha el programa Pueblos Mágicos como una estrategia para diversificar la oferta turística del país, atraer visitantes tanto nacionales como internacionales y promover el desarrollo económico en localidades con un valor histórico, cultural o natural excepcional.


De acuerdo con la SECTUR, este programa busca "revalorar un conjunto de poblaciones que siempre han estado en el imaginario colectivo de la nación" y que, por sus atributos, representan una alternativa fresca para el turismo.


¿Cómo se define un Pueblo Mágico?




La palabra "mágico" en este contexto no se refiere a lo sobrenatural, sino a la capacidad de un lugar para generar asombro y admiración gracias a su identidad.


Según la SECTUR, un Pueblo Mágico es un espacio donde la cultura, las leyendas, las fiestas, la gastronomía, la arquitectura y las costumbres locales forman un atractivo turístico consolidado.


Para ser considerada como tal, una localidad debe cumplir con ciertas características que lo distingan del resto.




Entre ellas destacan su riqueza histórica y cultural, una gastronomía auténtica, expresiones artísticas populares y atractivos naturales o arquitectónicos que lo hagan especial. También se toma en cuenta la vida cotidiana de la comunidad, su organización social y la manera en que conserva su identidad a pesar del paso del tiempo.


Aunque muchos pueblos de México podrían ser considerados encantadores, no todos califican como Pueblos Mágicos oficialmente.


Para recibir esta denominación, deben cumplirse ciertos requisitos establecidos por la Secretaría de Turismo. Primero, la población debe contar con al menos 20 mil habitantes y estar ubicada a menos de 200 kilómetros de un destino turístico principal, lo que facilita su conexión con visitantes.




Otro requisito importante es que la comunidad cuente con servicios básicos como agua potable, seguridad, centros de salud, restaurantes y hospedaje


El punto más importante y probablemente el que más distingue a los pueblos mágicos, es un patrimonio simbólico o cultural distintivo, como fiestas tradicionales, prácticas religiosas, leyendas locales, arquitectura colonial o paisajes naturales únicos. 


Una estrategia que ha crecido con los años




Como se mencionó anteriormente, este programa fue creado en 2001 con el objetivo de promover el turismo local, conservar el patrimonio y generar desarrollo económico en regiones menos favorecidas.


El primer pueblo en recibir esta distinción fue Huasca de Ocampo, en el estado de Hidalgo. Desde entonces, el número ha aumentado significativamente.




En junio de 2023, la SECTUR anunció la incorporación de 45 nuevos Pueblos Mágicos, con lo cual el número total llegó a 177 localidades distribuidas en las 32 entidades federativas del país.


Esto significa que en cada estado de México al menos una comunidad ha sido reconocida por su riqueza simbólica, cultural y turística.


Algunos ejemplos representativos incluyen Tequila (Jalisco), conocido por ser la cuna de la famosa bebida; Cholula (Puebla), con una pirámide ancestral y templos coloniales; Izamal (Yucatán), apodada "la ciudad amarilla"; Pátzcuaro (Michoacán), con una fuerte tradición purépecha; y nuevos nombramientos como Aculco (Estado de México), Palenque (Chiapas) y Tulum (Quintana Roo).


Turismo que impulsa economías locales




El nombramiento de un Pueblo Mágico no sólo tiene valor simbólico.


También representa una oportunidad real de desarrollo económico para las comunidades. Según la Universidad Autónoma de Guadalajara, estos destinos generan una derrama económica mayor que otros segmentos turísticos, como el de frontera o cruceros.


Además, viajar a un Pueblo Mágico suele ser más accesible que vacacionar en playas o ciudades grandes, lo cual fomenta el turismo nacional.




Desde que se creó el programa, se han invertido más de 3 mil 400 millones de pesos en proyectos de infraestructura, mejora de servicios turísticos, señalización y promoción. Estas inversiones se realizan de manera conjunta entre los tres niveles de gobierno: federal, estatal y municipal.


En muchos casos, también se involucra la comunidad local, que participa activamente en conservar su patrimonio y atender al turismo.


Según la UAG, este tipo de programas tienen un impacto social positivo porque fortalecen el orgullo comunitario, fomentan la participación ciudadana y generan empleo en sectores clave como la gastronomía, la hotelería, la artesanía y la cultura.




Cada Pueblo Mágico tiene una historia que contar.


En Bernal (Querétaro), la Peña de Bernal domina el paisaje y es fuente de leyendas. En Valle de Bravo (Estado de México), los deportes acuáticos conviven con la arquitectura colonial. En Álamos (Sonora), se respira historia minera y se escucha música tradicional. Y en Zacatlán (Puebla), los relojes monumentales conviven con neblina y manzanas.


La magia, entonces, no es otra cosa que esa sensación de estar en un lugar que conserva su esencia, que respeta su pasado y que abre las puertas a quienes quieren conocerlo sin prisa. Los Pueblos Mágicos son la prueba de que en México, los pequeños detalles siguen siendo lo más grande.


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