Este lunes, 21 de Julio, la presidenta Claudia Sheinbaum calificó como "actos fascistas" algunos hechos ocurridos durante la segunda marcha contra la gentrificación, realizada el domingo 20 de julio en la Ciudad de México
Durante una conferencia de prensa, condenó que un grupo de manifestantes irrumpiera en las instalaciones de Ciudad Universitaria, donde rompieron los vidrios de una librería y posteriormente prendieron fuego a libros.
"Los únicos que han quemado libros en la historia son los fascistas", afirmó Sheinbaum, al tiempo que subrayó que, aunque una protesta pueda tener causas legítimas, ese tipo de acciones en una institución educativa son completamente condenables y no deben ser solapadas bajo ningún argumento.
La mandataria reiteró en varias ocasiones que dichos actos son una expresión de intolerancia propia de movimientos autoritarios, y que no comulga con ninguna forma de violencia que ataque espacios de conocimiento y libertad de pensamiento
¿A qué se refiere con "fascismo"?
El fascismo surgió tras la Primera Guerra Mundial, en un contexto de crisis económica, desempleo masivo y tensiones sociales. Países como Alemania e Italia vivieron un fuerte resentimiento por las condiciones impuestas por el Tratado de Versalles, que obligó a Alemania a asumir la culpa del conflicto, pagar reparaciones económicas, reducir su ejército y ceder territorios.
En este escenario de malestar y descontento, el fascismo apareció como una ideología de extrema derecha que propone un gobierno autoritario, centralizado y nacionalista, encabezado por un líder con poderes casi absolutos.
Esta ideología antepone los intereses de la nación -o incluso de una raza- por encima de los derechos individuales.
Según la Encyclopedia Britannica, el fascismo se caracteriza por el control estatal sobre la sociedad y la economía, la supresión de la oposición, el uso sistemático de la propaganda y el rechazo tanto del liberalismo como del comunismo
Incluso algunos conservadurismos son vistos con desconfianza por estos regímenes, que tienden a imponer una visión única del mundo.
Además, los regímenes fascistas suelen glorificar el pasado, idealizar las tradiciones antiguas y rechazar de forma agresiva las ideas nuevas o progresistas.
Pero... ¿el fascismo llegó a dar beneficios?
Aunque ampliamente condenado, el fascismo logró cierto apoyo inicial gracias a medidas de aparente orden y progreso.
Sin embargo, estos beneficios fueron pasajeros y usados como herramientas de propaganda para consolidar el poder.
Lo que vino después fue la eliminación de libertades individuales, represión política, prohibición de huelgas, racismo institucionalizado, militarismo agresivo y tragedias humanas como el Holocausto y la Segunda Guerra Mundial
¿Qué tiene que ver esto con la quema de libros?
En la historia, los regímenes fascistas -como el de Hitler en Alemania o el de Mussolini en Italia- recurrieron a la quema de libros como un acto simbólico de control total: destruir físicamente las ideas que no encajaban con su visión.
No solo era censura, era una forma de decir "lo único que vale es lo que yo pienso".
Por eso, cuando un grupo de personas entra a una universidad -espacio que representa el conocimiento, la diversidad de ideas y la libertad académica- y destruye libros para luego prenderles fuego, ese acto resuena históricamente con prácticas propias del fascismo, incluso si quienes lo hacen no se identifican con esa ideología.
¿Entonces todo acto violento es fascista?
No necesariamente. La violencia puede surgir por frustración, desesperación o rebeldía, y no todo acto extremo es automáticamente fascista.
Pero lo que sí vuelve a un acto potencialmente fascista es la lógica que lo guía: la imposición de una sola verdad, la eliminación de lo diferente y el desprecio por el diálogo o la pluralidad.
Quemar libros, en este sentido, no es solo vandalismo: es un mensaje. Y ese mensaje, históricamente, nos ha llevado a lugares muy oscuros