La infantilización de personas con discapacidad, sin importar su edad, las coloca en una situación constante de vulnerabilidad. Así lo denunció la regidora Aleyda Flores, al señalar que este sector sigue siendo tratado como si no pudiera tomar decisiones ni valerse por sí mismo, lo que limita su participación y autonomía en la vida cotidiana.
"Nos tratan como niños, sin importar la edad. Muchas veces no se nos permite hacer ciertas actividades sólo por nuestra condición", explicó. Este trato, subrayó, genera una barrera adicional para quienes ya enfrentan exclusión, y además, impide que se reconozcan sus derechos básicos como el acceso a la justicia.
Flores advirtió que esta visión asistencialista contribuye a que las personas con discapacidad no denuncien abusos, especialmente cuando se trata de agresiones sexuales. Dijo que muchas víctimas no se sienten en condiciones de reportar lo ocurrido, ya sea por miedo, desconfianza o porque su entorno familiar o institucional no lo permite.
Indicó que, de acuerdo con testimonios recabados en su trabajo con asociaciones civiles, un número importante de estos delitos es cometido por personas cercanas al entorno familiar, lo que complica aún más la posibilidad de denunciar. Además, muchas veces no se toma en serio la declaración de una persona con discapacidad, lo que desincentiva el proceso legal.
La regidora hizo un llamado a las instituciones a dejar de tratar a las personas con discapacidad como menores permanentes. En su lugar, pidió diseñar mecanismos reales de protección, acompañamiento y acceso efectivo a la justicia, especialmente en casos de violencia sexual.
También insistió en la necesidad de capacitar al personal de salud, justicia y educación para identificar señales de abuso y actuar con enfoque de derechos humanos. "La violencia existe, pero se mantiene invisible porque el sistema no está hecho para escucharnos", concluyó.