Mientras la agenda migratoria de Estados Unidos se endurece, las condiciones dentro de sus centros de detención han cruzado un umbral alarmante
Un nuevo informe, respaldado por organizaciones como Human Rights Watch y Americans for Immigrant Justice, documenta abusos sistemáticos en tres centros migratorios de Florida que ponen en riesgo la vida y dignidad de cientos de personas.
Espacios fríos, celdas atiborradas, sin acceso médico
Desde enero de 2025, personas detenidas en los centros de Krome, BTC y FDC han sido expuestas a temperaturas extremas, falta de ropa de cama, aislamiento prolongado, ausencia de higiene y atención médica negada incluso en casos urgentes.
Todo esto en espacios donde el número de personas supera con creces la capacidad para la que fueron diseñados.
El informe recoge testimonios desgarradores: una mujer haitiana falleció tras no recibir atención oportuna; un hombre colapsó por una hernia sin tratar; una detenida fue aislada solo por pedir ayuda psicológica
Detenciones en aumento, condiciones en caída libre
Desde que Donald Trump asumió la presidencia a inicios de 2025, el número de migrantes detenidos se ha disparado. En Florida, por ejemplo, la población en Krome se triplicó en apenas tres meses.
Esto ha llevado al uso de instalaciones que antes no se destinaban para este fin, como el Centro Federal de Detención de Miami (FDC), hoy lleno de migrantes en condiciones indignas.
Uno de los detenidos cuenta que, en ese lugar, lo obligaron a comer con las manos esposadas a la espalda, agachado sobre una silla. "Tuvimos que comer como perros", recuerda
Mujeres invisibles en un sistema diseñado para hombres
Varias mujeres fueron llevadas a centros masculinos donde no solo carecían de privacidad para usar el baño, sino que eran observadas por hombres detenidos en celdas vecinas.
Tampoco tenían acceso a duchas o productos básicos de higiene. Una mujer argentina relató: "Les pedimos ducharnos, pero dijeron que no era posible porque estábamos en un centro solo para hombres".
Estas condiciones vulneran no solo principios básicos de dignidad, sino también normativas federales e internacionales que prohíben este tipo de tratos a personas bajo custodia.
Un sistema que desaparece personas
Más allá de las cifras, detrás de cada detenido hay familias que quedan marcadas: padres, madres, hijos y hermanos que son arrancados de sus hogares sin garantías ni explicaciones claras.
Abogados, activistas y familiares describen el sistema como una especie de desaparición institucionalizada, donde la detención se usa como castigo automático, sin juicio ni sentido de proporcionalidad.
Las organizaciones responsables del informe exigen el fin de la detención migratoria como respuesta por defecto. Proponen alternativas comunitarias, acceso real a salud física y mental y supervisión independiente en todos los centros.
Pero advierten que mientras no haya una presión sostenida sobre las autoridades, estos abusos seguirán ocurriendo en nombre de una "seguridad nacional" que se aleja cada vez más de la justicia