¿Has notado más terrenos vacíos, menos grúas y obras paradas? No es casualidad.
La industria de la construcción en México vive uno de sus momentos más bajos en años. De acuerdo con los datos del INEGI publicados el 24 de julio, en mayo de 2025 se produjo menos, se trabajó menos y se contrató a menos personas que el año pasado.
Uno de los datos más alarmantes es la caída del 16.6% en el valor de la producción en comparación con mayo de 2024. Es como si, de cada $100 que se generaban en el sector el año pasado, hoy apenas se generarán $83. Esto significa menos casas en construcción, menos carreteras en obra y menos inversión en infraestructura en general.
También bajó el número de personas que trabajan en este sector. Por ejemplo, hubo menos obreros en las obras y menos personal administrativo en las oficinas de las constructoras. Y aunque el personal independiente (como contratistas externos o trabajadores por honorarios) aumentó ligeramente, no fue suficiente para compensar la pérdida general.
Las horas trabajadas también disminuyeron. Esto quiere decir que no solo hay menos empleos, sino que quienes sí tienen trabajo, lo están haciendo por menos tiempo. Menos horas en obra es igual a menos ingresos y a un ritmo de construcción más lento, algo que puede retrasar la entrega de viviendas, puentes o escuelas.
En medio de este panorama, hubo un ligero aumento en los sueldos: los obreros ganaron un poco más que el mes anterior, lo mismo que los administrativos. Pero al comparar con lo que ganaban hace un año, el ingreso real es menor, ya que la inflación ha afectado el poder adquisitivo.
Por ahora, los números pintan un escenario complicado. La construcción, que durante años fue motor del desarrollo, hoy enfrenta una pausa que impacta tanto a trabajadores como a ciudadanos que esperan obras concluidas.