Los patos y gansos son aves domésticas que no solo embellecen los espacios rurales con su presencia, sino que cumplen funciones importantes dentro del entorno en el que habitan, su crianza ha sido tradicional en diversas regiones, tanto por su valor ecológico como por los beneficios prácticos que ofrecen a quienes los cuidan.
En el caso de los patos, son conocidos por ser aves tranquilas y eficientes en el control de plagas, su dieta incluye insectos, babosas, caracoles y larvas, lo que ayuda a mantener limpios huertos y jardines, son animales que requieren cuidados accesibles, como acceso a agua limpia donde puedan nadar o refrescarse, sombra suficiente para evitar golpes de calor y una dieta equilibrada que incluya cereales, verduras y proteína ocasional.
Los gansos, en cambio, se distinguen por su temperamento más territorial, tienen una fuerte conexión con el espacio que habitan y son excelentes animales de guardia. En varias comunidades rurales e incluso urbanas, son utilizados como reemplazo de los perros para cuidar las casas, pues su agudo sentido de alerta y sus potentes graznidos los hacen muy eficaces para detectar cualquier presencia extraña o inusual en su entorno, sirviendo como una primera línea de aviso ante posibles intrusos.
Ambas especies requieren atención constante: deben contar con agua suficiente, un espacio amplio para desplazarse, protección contra depredadores y atención veterinaria en caso de enfermedades. Además, es importante brindarles un entorno limpio y seguro, especialmente durante la noche.
Incluir a patos y gansos como parte del entorno familiar o agrícola representa una forma de vida más armónica con la naturaleza, y fomenta el respeto por todas las formas de vida que coexisten con nosotros.