Los enfrentamientos entre civiles y agrupaciones delincuenciales, así como las intervenciones ciudadanas para la detención de delincuentes, en diferentes puntos del país y de Veracruz, se han vuelto cada vez más frecuentes.
El hartazgo de la ciudadanía, la ausencia del Estado de Derecho y la búsqueda por garantizar la propia seguridad, ha generado que las personas busquen defenderse de la delincuencia por sus propios medios.
El consultor en seguridad, David Saucedo, menciona que "en los hechos lo que tenemos son usos y costumbres que frente a algún hecho delictivo que sobrepase lo inenarrable, hay una organización comunitaria que reacciona frente a esta situación".
Especialistas clasifican a este fenómeno como un "cóctel de factores", que derivan en lo que conocemos como justicia por propia mano, "en primer término una organización comunitaria vigorosa, en segundo lugar un hecho delictivo que conmueva; en tercer término la ausencia de la autoridad; cuarto un cierto nivel de hartazgo; y quinto, experiencias exitosas en este sentido".
Anteriormente este tipo de hechos se registraban en lugares donde predominan los usos y costumbres, aunque hoy en día en zonas urbanas también se recurre a ello, pese a que esto es completamente ilegal ante la ley.
El abogado César Martínez comenta que "puede derivar en delitos y que no son respaldados por la ley mexicana, de hecho en el artículo 17 constitucional en el primer apartado dice específicamente que nadie podrá hacerse justicia por propia mano, ni tampoco ejercer violencia".
En la ley también existen las causas excluyentes del delito como las de justificación, en donde se contempla la legítima defensa, "todas aquellas que van proteger la integridad física, tanto de la persona como de a lo mejor la integridad de un familiar, de un tercero o de mi patrimonio, que esté en peligro inminente", precisó César Martínez
Más allá de que quien ejerce la justicia por propia mano puede incurrir en un delito, las prácticas como los linchamientos han demostrado funcionar como una forma de disuasión de la delincuencia. "Si ya no hay un peligro inminente, si la acción ya no va enfocada en detener o en repeler, todo lo que sea de sobra que pase de ahí que bueno, la calentadita, que para que no se le olvide, y todas las frases populares que podríamos mencionar si podrían incurrir en un delito", confirmó el abogado.