Sabías que en Salamanca tenemos un puente que fue regalo de un presidente? Y otro que nació para hacerlo su gemelo... juntos, son más que concreto y acero: son historia, amor y memoria.
Corría el año de 1938. En plena expropiación petrolera, el presidente Lázaro Cárdenas decidió regalarle a Salamanca un símbolo de progreso: un puente de estructura metálica remachada que cruzaría el río Lerma. Así nació el Puente El Molinito. Fue construido con una técnica que ya casi no se usa: remaches de acero. Un ícono de su tiempo.
Décadas después, en el año 2003, Salamanca necesitaba agilidad vial. Así que nació su gemelo, inaugurado un 24 de febrero, se les conoce como? los Puentes Gemelos. Y como en París? los salmantinos empezaron a dejar candados del amor. Colgando su historia entre el acero y el río.
Hace un par de años el municipio decidió retirar los candados ya que se estaban oxidando y a la par oxidando el barandal. Pero el tiempo no perdona. Hoy, los Puentes Gemelos requieren cuidados, atención? y respeto. No solo son pasos vehiculares, son parte de nuestra historia. Dicen los cronistas que cuando se construyó el primero, los vecinos pagaban cinco centavos para cruzar en canoa y ver la obra desde el agua.
Estos puentes han visto pasar generaciones, amores, luchas y sueños. ¿Y tú? ¿Qué historia te gustaría dejar colgada en ellos? Si pasas por ahí? levanta la vista, recuerda su historia, y cuídalos. Son nuestros.