Lenguas indígenas + beats modernos: el sonido que renace en México
Cultura

Lenguas indígenas + beats modernos: el sonido que renace en México


La música es un puente que une a las personas en un nivel espiritual



Estás navegando en YouTube y, de repente, te aparece una canción llamada Vidas Mayas. Has oído hablar de la cultura, te llama la atención, das clic? y te topas con una mezcla de sonidos que no habías escuchado antes.


Un joven empieza a rapear en lengua maya. Habla de los trabajadores del sureste, de quienes habitan el campo, e invita a todos a cantar y disfrutar mientras describe la vida cotidiana en su tierra. Los pinta como gente que ama la tierra, que resiste, que no se deja dominar.


Entonces escuchas una lengua milenaria fusionada con beats actuales.



Y tal vez nunca imaginaste que alguno de los géneros que suenan en tu playlist -rap, electrónica, cumbia- pudiera convivir con una lengua con más de cinco mil años de historia



La música como memoria viva

La música en México es mucho más que entretenimiento: es identidad, es resistencia, es memoria colectiva. Hoy, entre plataformas digitales y estudios caseros, está surgiendo un movimiento musical vibrante en el que artistas, colectivos y comunidades combinan sones, cumbias originarias, cantos rituales y danzas sonoras con géneros globales como el rap, el trap o la electrónica.


Lenguas como el náhuatl, mixteco, zapoteco y tzotzil han encontrado nueva vida en estas fusiones.


Lo mismo sucede con instrumentos tradicionales -zampoñas, quenas, charangos, jaranas- que vuelven a sonar, pero ahora amplificados y acompañados de sintetizadores y samples.



Ya no se trata solo de "rescatar lo tradicional", sino de hacerlo evolucionar. De ponerlo en circulación para nuevas generaciones. De mostrar que lo indígena no es pasado: es presente y puede ser futuro



Preservar lo que nos hace únicos

Una de las motivaciones principales de estas mezclas es preservar las lenguas indígenas en peligro de desaparecer. Se estima que alrededor de 282 idiomas han desaparecido en México desde 1924.


Hoy se mantienen vivas 68 lenguas con 264 variantes, según el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI).


Frente al avance de la música urbana global, el rap en zapoteco, la cumbia en tzeltal o el trap en otomí se convierten en herramientas culturales que permiten que jóvenes indígenas reconecten con su lengua y se sientan orgullosos de hablarla.



La música deja de ser un folclor para volverse una afirmación identitaria



El caso de Pat Boy y la lengua maya que llegó a Marvel

Uno de los ejemplos más visibles de esta ola es Jesús Pat Chanblé, conocido como Pat Boy, rapero maya originario de Pino Suárez, en Felipe Carrillo Puerto, Quintana Roo.


Creció hablando maya y escuchando rap en inglés y español. Pero un día se cansó de no oírse representado, y junto con un amigo comenzó a grabar canciones en su lengua natal desde un estudio improvisado en casa.


Desde entonces, su música se ha centrado en temas como la cultura maya, la ecología, la resistencia y el orgullo por la lengua.



En 2022, su trabajo cruzó fronteras cuando fue parte del soundtrack de Wakanda Forever con la canción Laayli kuxa´ano´'one ("Todavía estamos vivos")



Oaxaca, Chiapas y CDMX: ejes de esta revolución sonora

Este fenómeno no ocurre en solitario. Existen comunidades y regiones que están impulsando una transformación cultural mediante la música.

  • En Oaxaca, la Guelaguetza se ha convertido cada julio en un escaparate de danzas y músicas indígenas que integran elementos tradicionales en contextos contemporáneos.

  • En Chiapas, artistas como Vajiyel están haciendo rock en lengua tzotzil, conectando a nuevas generaciones con su herencia a través de guitarras eléctricas y versos ancestrales.

  • Y en la Ciudad de México, centro cultural del país, músicos de distintas regiones convergen para presentar estas fusiones a públicos urbanos, ampliando sus audiencias y cruzando fronteras.


La cumbia andina mexicana también resiste

Otro ejemplo importante de estas fusiones es la cumbia andina mexicana, un género que floreció en los años 90 y 2000.


Esta música combina instrumentos tradicionales como la zampoña, la quena y el charango con sintetizadores y beats electrónicos.


Aunque perdió popularidad con la llegada de la cumbia sonidera, grupos como Los Askis e Illapu han mantenido vivo el género con propuestas frescas que conectan con públicos de todas las edades, tanto en comunidades originarias como en barrios urbanos.




Y sí: hay apoyo institucional

En este contexto, vale la pena mencionar que también existen programas de apoyo cultural que respaldan a músicos que trabajan con lenguas y tradiciones mexicanas.


Uno de ellos es el Programa de Apoyo a Músicos Tradicionales Mexicanos, convocado por la Secretaría de Cultura a través del Sistema de Apoyos a la Creación y Proyectos Culturales (SACPC).


Este programa ofrece estímulos de hasta $12,000 pesos mensuales a compositores e intérpretes -individuales o grupales- que trabajen desde las formas tradicionales o que propongan nuevas fusiones musicales a partir de ellas.

Se consideran géneros como el son jarocho, huasteco, arribeño, corrido, mayapax, banda de alientos y otros.


Las convocatorias suelen abrir de abril a junio y se puede obtener más información en el Complejo Cultural Los Pinos o al correo: mt.informes@cultura.gob.mx



Más que conservar la tradición, este programa impulsa su reinvención



¿Tradición o modernidad? Ambas, al mismo tiempo

Al mezclar ritmos ancestrales con géneros contemporáneos, estos artistas no solo aseguran que su cultura siga viva: hacen que se escuche con fuerza. Cambian la percepción de lo indígena de algo "del pasado" a algo vivo, actual y valioso.


Las plataformas de streaming y redes sociales han permitido que estas voces lleguen lejos.


Y poco a poco, esta mezcla entre lo ancestral y lo moderno va formando una nueva identidad mexicana: orgullosa de su diversidad, su historia y su capacidad para reinventarse. 


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