María Renée, una madre que siembra amor mientras lucha por su vida

A sus 30 años, María Renée Higuera Padilla ha vivido más que muchas personas en toda una vida, no en viajes ni lujos, sino en batallas silenciosas, en madrugadas con quimioterapia y en tardes entre telas, donde la esperanza se cose día con día.

Desde hace tres años, María Renée enfrenta el cáncer de mama, con un diagnóstico desafiante: triple negativo, uno de los más agresivos y con menor margen de tratamiento.

A pesar de todo, su espíritu no se rinde, su cuerpo resiente la lucha, pero su alma se niega a ceder.

"No quiero que me vean con lástima, solo quiero vivir? vivir para mis hijos, para dejarles algo bonito de mí", dice con voz firme, mientras organiza algunas prendas en su tienda de ropa y accesorios..

El negocio, al que llamó "De Rosas", como tributo a sus hijos, vende ropa y accesorios donados por personas que la han abrazado con su cariño, ese espacio no solo le ayuda a solventar sus tratamientos, también le da paz.

"Aquí respiro. Aquí siento amor, me siento útil? y eso también sana", confiesa.

Aunque el tratamiento ha sido largo y muchas veces agotador, nunca ha dejado de sonreír, María Renée sabe que sus hijos pequeños la observan y que cada gesto suyo les deja una enseñanza: la de resistir con amor.

Ha tenido que hacer sacrificios, nunca ha podido hacer un viaje de vacaciones, sus únicos trayectos son a Ciudad Obregón para citas médicas, a veces, se ha visto obligada a pagar estudios particulares porque "el cáncer no espera".

Hace poco, quedó seis días dormida, su cuerpo al borde, pero volvió, y desde entonces, empezó una lista de deseos, el primero: que Dios le conceda un milagro, el segundo: llevar a sus hijos al acuario de Mazatlán, un viaje que, para otros, podría ser simple, pero que para ella simboliza vida, normalidad, recuerdos que perduren.

"Quiero dejarles memorias felices, que si algún día no estoy? recuerden que su mamá luchó por ellos con todo el corazón."

María Renée ha inspirado a otras mujeres a hacerse chequeos tempranos, a través de su historia, jóvenes han comenzado a examinarse, a tomar conciencia de que el cáncer de mama no distingue edades.

Hoy, su lucha sigue, hay días buenos y otros muy difíciles, pero cada vez que abre su tienda, cada vez que abraza a sus hijos, cada vez que alguien deja una donación en silencio, María Renée renace.

Porque ella es mucho más que una paciente, es una madre, una mujer, una guerrera?

Una flor que, pese a la tormenta, sigue floreciendo.