Nadar para sobrevivir: una habilidad que salva vidas desde la infancia


Fomentar la natación desde los primeros años no solo salva vidas, también construye infancias más activas, saludables y seguras. Ante las altas tasas de accidentes por inmersión, inscribir a los hijos en cursos de natación se convierte en una decisión clave para su presente y su futuro. En México y el mundo, la natación se consolida como una de las actividades físicas más recomendadas para la infancia, no solo por sus beneficios en el desarrollo físico, sino también por su importancia en la prevención de accidentes. Los cursos de natación dirigidos a niños desde los 5 o 6 años de edad promueven la seguridad acuática, la autoestima y la salud integral desde etapas tempranas. El ahogamiento es una de las principales causas de muerte en niños menores de 15 años en el mundo, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). En muchos casos, estos incidentes podrían prevenirse con clases de natación desde edades tempranas. Un estudio citado por la Revista de Pediatría concluyó que los niños que han tomado clases formales de natación tienen un riesgo significativamente menor de ahogarse, en comparación con aquellos que no cuentan con esta preparación. Por su parte, la Asociación Americana de Pediatría (AAP) recomienda que los menores comiencen a tomar lecciones de natación a partir de los 4 años, considerando la madurez individual de cada niño. Aprender a nadar no solo fortalece el cuerpo. La práctica constante en el agua mejora la coordinación motriz, el equilibrio y la fuerza muscular. Además, impulsa habilidades emocionales y sociales, pues los niños aprenden a confiar en sí mismos, a respetar normas y a interactuar con otros. 



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