Este domingo 20 de julio, cientos de personas salieron a las calles de la Ciudad de México para participar en una nueva marcha contra la gentrificación, la segunda en menos de tres semanas.
La movilización se llevó a cabo desde Fuentes Brotantes hasta El Caminero, sobre Avenida Insurgentes, con la participación de vecinos de Santa Úrsula, activistas y colectivos que se oponen a megaproyectos inmobiliarios en la zona sur de la capital.
Según el Gobierno de la Ciudad de México, alrededor de 600 personas se dieron cita en la estación del Metrobús Fuentes Brotantes a las 15:00 horas, donde ya se encontraba personal de la Secretaría de Gobierno, así como elementos policiacos con escudos y extintores, siguiendo el protocolo habitual. Varios comercios también tapiaron sus fachadas como medida preventiva ante posibles incidentes.
Durante la protesta, los asistentes gritaron consignas como "Megaproyectos es el nuevo nombre del despojo", "La gentrificación es lucha de clases" y "Vecino callado, será gentrificado", en rechazo a los altos precios de vivienda y a la construcción de nuevos desarrollos sin consultar a las comunidades. También aprovecharon para apoyar otras causas, como la reducción de la jornada laboral a 40 horas.
Los manifestantes expresaron su escepticismo ante las 14 acciones propuestas por la jefa de Gobierno, Clara Brugada, para atender el problema. Mario Chávez, habitante del pueblo de Santa Úrsula Xitla, dijo que aunque hay propuestas relevantes, como la regulación de rentas y la creación de un observatorio de suelo y vivienda, lo más importante es que se cumplan los compromisos adquiridos. "México es un país de leyes, pero no se cumplen", advirtió.
Por su parte, José, representante del colectivo Proyecto Mi Gala, reconoció que los puntos presentados en el plan Bando Uno son demandas históricas de los movimientos sociales, pero criticó que ahora el gobierno los presente como si fueran ideas propias. "Está bien que se reconozcan, pero lo importante es que no se queden en el discurso", señaló.
El recorrido se mantuvo mayormente pacífico, aunque un grupo del bloque negro se desvió hacia Ciudad Universitaria. Allí se registraron actos vandálicos en la estación del Metrobús Perisur, donde rompieron tres vidrios, y más tarde ingresaron a las instalaciones del Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC), donde causaron daños materiales.
A pesar de estos incidentes, los organizadores reiteraron que la protesta tuvo como objetivo exigir el respeto al derecho a la vivienda y denunciar que los megaproyectos avanzan en zonas habitadas sin tomar en cuenta a los vecinos.
La presión social sigue creciendo, mientras colectivos y comunidades piden que las autoridades pasen del discurso a las acciones concretas.