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30 de Abril del 2025
Sociales

Adopción en México: ¿por qué son tan pocas?

Adopción en México: ¿por qué son tan pocas?

Para muchas niñas, niños y adolescentes en México, la adopción representa una oportunidad invaluable: la posibilidad de crecer en un entorno seguro, estable y afectuoso, con una familia que les proporcione cuidados, compañía y un verdadero sentido de pertenencia.


En un país donde la desigualdad, la violencia intrafamiliar, el abandono y la pobreza continúan afectando gravemente a la infancia, la adopción puede marcar una diferencia radical en la vida de un menor.


Sin embargo, detrás de cada adopción exitosa existe un proceso complejo, largo y profundamente regulado, que busca ante todo proteger el Interés Superior de la Niñez.




Este principio, consagrado en la Constitución mexicana y en la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, establece que todas las decisiones y actuaciones del Estado, las instituciones y la sociedad deben estar orientadas al bienestar integral de los menores.


Así, adoptar en México no se trata únicamente de un acto de voluntad, sino de un proceso jurídico, psicológico y social que implica evaluaciones rigurosas, acompañamiento institucional y el compromiso claro de construir vínculos afectivos duraderos.


El proceso de adopción




El procedimiento para adoptar en México está regulado por la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, así como por normativas estatales.


El proceso incluye múltiples etapas: desde entrevistas y estudios socioeconómicos, hasta evaluaciones psicológicas y la presentación de un sinfín de documentos. Una vez concluido ese diagnóstico, si la persona es considerada apta, se le otorga un Certificado de Idoneidad.


Según el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (SNDIF), para iniciar el trámite de adopción a nivel nacional, los solicitantes deben cumplir con requisitos establecidos por el Código Civil de la Ciudad de México.


Entre los requisitos se encuentran ser cónyuges con al menos dos años de matrimonio, concubinos con una convivencia ininterrumpida de dos años, personas solteras mayores de 25 años, o el tutor de un pupilo.




Las parejas del mismo sexo tienen el mismo acceso al proceso de adopción sin discriminación alguna. Los solicitantes deben asistir al "Curso de Inducción" impartido por la Procuraduría Federal de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes, donde se abordan aspectos psicosociales, administrativos y judiciales de la adopción.


La adopción homoparental es legal en la Ciudad de México y en 20 estados más, lo que refleja un avance en la inclusión de las parejas del mismo sexo en el sistema de adopción. Entre los estados que permiten la adopción homoparental están la Ciudad de México, Coahuila, Puebla, Chiapas, Querétaro, Yucatán, y más, con la legislación federal asegurando que las parejas del mismo sexo tienen derecho a adoptar en todos los estados que lo permiten.


Aunque el proceso puede variar según las leyes locales, el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) ofrece detalles específicos sobre los requisitos y procedimientos en cada entidad federativa.


Estadísticas de adopción: un panorama difícil




A pesar de los esfuerzos para promover la adopción, las cifras de adopciones concluidas siguen siendo bajas en comparación con la cantidad de menores que esperan ser adoptados.


Según un informe del DIF Nacional, durante el segundo semestre de 2024 se recibieron 44 solicitudes de adopción (41 nacionales y 3 internacionales), pero solo se concretaron 2 adopciones, es decir, solo una niña y un niño encontraron una nueva familia durante ese periodo.


En contraste, durante el semestre anterior, entre julio y diciembre de 2023, se recibieron 52 solicitudes nacionales y 18 adopciones concluidas. Aunque esta cifra muestra una ligera mejora, los números siguen siendo insuficientes.


De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en su Censo de Alojamientos de Asistencia Social (CAAS), 53 mil 862 menores vivían en centros de este tipo, incluidos más de 22 mil en casas hogar, más de 6,000 en centros de rehabilitación y cerca de 2,600 en albergues para migrantes.


Muchos de estos menores no han perdido a sus familias, sino que se encuentran en estas instituciones porque sus hogares no cuentan con las condiciones necesarias para ofrecerles el cuidado adecuado.


Este panorama revela una situación crítica: los niños y adolescentes siguen siendo una población vulnerable que necesita un sistema de adopción más eficiente. Mientras persisten las altas cifras de institucionalización, la adopción sigue siendo una solución poco accesible para muchos menores.


El sistema de adopción debe transformarse para hacer frente a estas dificultades y garantizar que los menores en espera de ser adoptados tengan mayores oportunidades de encontrar un hogar estable.


La importancia de las casas hogar y el impacto en el proceso de adopción




Según la organización civil Consejo Cívico, Las casas hogar, también conocidas como centros de asistencia social o de acogimiento residencial, son espacios donde niñas, niños y adolescentes permanecen cuando han sido separados de su familia de origen por razones como fallecimiento, pobreza extrema, violencia, adicciones o problemas de salud mental en su entorno.


Aunque en teoría estas instituciones deben ser una medida de último recurso y por el menor tiempo posible, en la práctica siguen siendo la primera respuesta del Estado ante la vulneración del derecho de niñas y niños a vivir en familia.


Estas casas pueden ser públicas o privadas. Según datos de la Red Latinoamericana de Acogimiento Familiar (RELAF), en 2020 en México había 946 casas hogar: 217 de carácter público y 729 privadas.


Todas ellas forman parte del Sistema de protección especial del Estado, lo que significa que, sin importar su origen o financiamiento, los menores están bajo la guarda y custodia del gobierno mientras permanecen allí. Sin embargo, las fuentes oficiales no detallan con precisión cómo se financian estos espacios, especialmente en el caso de las instituciones privadas.


El ingreso a una casa hogar puede darse por decisión de la familia (cuando se reconoce que no existen condiciones para el cuidado adecuado) o por mandato de una autoridad que actúa en protección del menor.


Es importante subrayar que la mayoría de niñas, niños y adolescentes institucionalizados no son huérfanos. Por tanto, estos espacios no son orfanatos en el sentido tradicional, sino instituciones de acogida temporal donde se intenta restituir los derechos vulnerados.


El acogimiento familiar es una medida transitoria, mientras que la adopción representa una solución definitiva. Sin embargo, México enfrenta grandes retos en la implementación de estos modelos, pues la falta de estructuras, apoyos y políticas públicas robustas ha perpetuado la institucionalización como norma, en lugar de excepción.




A pesar de los obstáculos, la adopción sigue siendo una opción valiosa para garantizar el derecho de niñas, niños y adolescentes a vivir en familia.


Por ello, expertos y organizaciones insisten en la necesidad de reforzar los sistemas de adopción, profesionalizar a las autoridades competentes y promover campañas de sensibilización sobre la adopción de menores mayores, grupos de hermanos y adolescentes.


La Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes establece que el interés superior del menor debe guiar todas las decisiones que les afectan. Adoptar, entonces, no solo es un acto de amor, sino también un compromiso social y ético con el futuro de la infancia mexicana.


Mientras eso ocurre, miles de niñas y niños siguen esperando una oportunidad para crecer en un hogar que les brinde cariño, protección y una nueva historia.




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