Este 1 de julio se cumplen cinco años de la entrada en vigor del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), en un contexto complicado marcado por nuevas tensiones comerciales, aranceles impuestos por el gobierno de Donald Trump y una posible renegociación anticipada del acuerdo.
Aunque el tratado ha traído beneficios para México, como el aumento en exportaciones automotrices y agrícolas, también enfrenta el momento más difícil desde su creación.
Uno de los mayores logros del T-MEC para México ha sido el crecimiento de sus exportaciones hacia Estados Unidos, especialmente en el sector automotriz, donde México logró mantener reglas de origen favorables.
Además, el país se posicionó como primer socio comercial de Estados Unidos en 2023, superando a China y Canadá, algo que no hubiera sido posible sin el marco que brinda el tratado. También ha habido un aumento en inversiones extranjeras directas, principalmente en manufactura, energía y servicios.
Sin embargo, el regreso de Donald Trump a la presidencia el 20 de enero de 2025 ha cambiado el escenario. Desde marzo, su administración impone un arancel del 25% al acero y aluminio mexicano, que puede escalar al 50% si se aplican cargos adicionales por temas de seguridad, drogas o migración. Incluso, productos como las latas de cerveza pagan 25% de arancel y los autos y autopartes importados desde México enfrentan un 15% si no cumplen con ciertos requisitos de fabricación en Estados Unidos.
Trump también ha lanzado nuevas amenazas. A Canadá le exigió eliminar un impuesto digital en solo siete días, lo que obligó a su gobierno a retirarlo. Con México, el 18 de junio se reactivó una investigación por supuesto dumping en el jitomate, lo que podría terminar en un nuevo arancel del 20.9%.
Además, se mantienen cerradas las exportaciones de ganado en pie y equinos desde mayo, aunque se espera una reapertura gradual a partir del 7 de julio.
México también enfrenta críticas de Estados Unidos por temas ambientales y laborales, como la prohibición del maíz transgénico, la reforma energética y la falta de protección a especies como la vaquita marina.
Estos puntos han derivado en más conflictos legales entre empresas extranjeras y el Estado mexicano. De acuerdo con la ONU Comercio y Desarrollo (UNCTAD), México encabeza la lista de países con más litigios bajo el T-MEC: seis en minería, dos en energía, dos en el sector financiero, uno en telecomunicaciones y uno fiscal.
En contraste, durante los 26 años del antiguo TLCAN solo se registraron tres casos de solución de controversias. En apenas cinco años del T-MEC ya van más de cinco disputas formales. A pesar de que México ganó un panel clave sobre reglas de origen en el sector automotriz, el fallo no se ha aplicado, lo que genera incertidumbre entre los inversionistas.
A cinco años de su creación, el T-MEC ha sido clave para mantener la integración económica de América del Norte y dar certeza al comercio regional. Sin embargo, enfrenta una etapa delicada donde las decisiones políticas, los intereses nacionales y la falta de cumplimiento de compromisos amenazan con debilitarlo, justo cuando más se necesita su estabilidad.