Ronald D. Johnson, un general retirado, exagente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y experto en temas de atención a refugiados y combate al narcotráfico asumió oficialmente el cargo de embajador de Estados Unidos en México el 19 de mayo de 2025, tras ser confirmado por el Senado con una votación ajustada de 49 a favor y 46 en contra, respaldado únicamente por senadores republicanos. Su nombramiento, impulsado por el presidente Donald Trump, marca un giro hacia una política exterior más enfocada en la seguridad y el control migratorio.
Sus retos en nuestro país son:
Con una trayectoria de más de 40 años en operaciones militares y de inteligencia, Johnson enfrenta el desafío de abordar la crisis del fentanilo y el crimen organizado. Durante su audiencia de confirmación, no descartó la posibilidad de acciones militares unilaterales en México si la vida de ciudadanos estadounidenses estuviera en riesgo, postura que ha generado tensiones con la presidenta Claudia Sheinbaum, quien ha rechazado firmemente cualquier intervención extranjera en territorio nacional.
La gestión de los flujos migratorios es otra prioridad. Johnson ha expresado su intención de colaborar con el gobierno mexicano para controlar la migración irregular y facilitar la deportación de ciudadanos mexicanos sin documentos en EE.UU., alineándose con las políticas migratorias de la administración Trump.
En un contexto de amenazas arancelarias por parte de EE.UU., Johnson deberá equilibrar las demandas de seguridad con la necesidad de mantener relaciones comerciales estables bajo el marco del T-MEC. Su enfoque en la seguridad podría tensar aún más las relaciones bilaterales si no se maneja con diplomacia.
La propuesta de Trump de enviar tropas estadounidenses para combatir a los cárteles ha sido rechazada por Sheinbaum, quien enfatiza la necesidad de respetar la soberanía de México. Johnson deberá navegar estas diferencias y fomentar una cooperación basada en el respeto mutuo.
Johnson ha iniciado su mandato con gestos simbólicos, como visitar la Basílica de Guadalupe y reunirse con líderes políticos y sociales. Estos actos buscan acercarlo al pueblo mexicano y mejorar la percepción de su figura, aunque su perfil militar y su cercanía con figuras de la derecha estadounidense generan escepticismo en algunos sectores.
En resumen, Ronald Johnson enfrenta una tarea compleja que requiere equilibrar las prioridades de seguridad de EE.UU. con la necesidad de mantener una relación respetuosa y cooperativa con México. Su éxito dependerá de su capacidad para adaptarse al contexto político mexicano y promover una diplomacia efectiva que beneficie a ambas naciones.